La python molorus

Aunque no es lo más habitual, sí que es cada vez más frecuente que ciertos amantes de los animales se decanten por reptiles de gran tamaño. Y, dentro de éstos, por serpientes constrictor. De una de ellas vamos a hablar hoy. Concretamente, de la pitón de la India o python molorus.

Para empezar, diremos que las diferentes razas de esta especie son habituales en los terrarios por una buena razón: de entre sus congéneres, resultan ser las más dóciles, casi inactivas durante las horas de luz. Además, al carecer de veneno, son, hasta cierto punto adecuadas para quien desee una mascota exótica.

¡Pero, cuidado! Dócil, sí; pacífica, también; inofensiva, de ningún modo. La pitón posee unos dientes enormes que, si decide atacarnos, nos harían mucho daño. A propósito, si, por pacífico que sea, el reptil nos lanza la boca y nos atrapa, digamos, la mano, controlemos el instinto de tirar: sólo nos haríamos más daño, por no decir que podríamos provocar un ataque más serio. Sangre fría. Abramos, despacio, la boca del animal.

Un bichito enorme

El reptil puede llegar a los seis metros de cabeza a cola y pesar sobre 95 kilos, aunque habitualmente se queda entre 3 y 5 metros. Para cazar, localiza a sus presas mediante un sistema de captación de calor que posee en las mandíbulas, es por eso que no vale la pena intentar que coma animales muertos.

Por cierto: esas preciosas pitones albinas son, en realidad una variedad cromática de la subespecie birmana de la pitón de la India. Hala, ya sabes de dónde viene esa serpiente que estás pensando en comprarte.

De la selva a su casa

En todo caso, esta especie proviene del Sudeste asiático, por lo general, cálido, húmedo y boscoso. Debemos, pues, adaptar su terrario a estas condiciones en la medida de lo posible. Durante sus entre diez y veinte años de vida, ha de estar en unas condiciones más o menos como las de estas selva y comiendo –ya lo apuntábamos antes- presas vivas de un tamaño acorde a su edad y peso.

Las crías pueden alimentarse incluso con ratones, pero, según van creciendo, empezaremos a necesitar conejos y animales aún más grandes y, para enriquecer la dieta, deben variarse las presas. Tenlo en cuenta, si piensas hacerte con una pitón: no es barato mantenerla.

Hablar de las pitones nos ocupará una buena cantidad de artículos, de modo que dejaremos éste como una breve introducción al tema, e iremos añadiendo datos y referencias sobre unos animales fascinantes en más de un sentido.