El perro guía

Los perros guía son perros de asistencia pero ¿Qué es un perro de asistencia? Lo podemos definir como aquellos animales que prestan un servicio a aquellas personas que presentan una discapacidad ya sea física, psíquica o sensorial. Asimismo incluimos a aquellas personas que padecen alzheimer u otras enfermedades degenerativas. El perro de asistencia tiene como labor complementar a su dueño en las tareas diarias para mejorar su calidad de vida y su bienestar.

En este artículo nos vamos a centrar en los perros guía o lazarillos. Todos/as en algún momento hemos paseado por la calle y nos hemos encontrado con una persona invidente que iba acompañada de un perro labrador o  Golden retriever (aunque existen otras razas que pueden hacer de guía pero estas dos son las más comunes). Su labor es lograr que la persona que padece una deficiencia visual pueda ser más autónoma reduciendo la dificultad que supone para ellos.

Estos perros son adiestrados para realizar su labor. En ese aprendizaje que tiene que llevar a cabo el perro existen tres fases.

1)      Fase de habituación.

Se produce desde que el perro es cachorro, más o menos empieza a las 6 semanas y se extenderá hasta los 12 o 18 meses. En este periodo de socialización, el perro se acostumbra a todo lo que hay a su alrededor, además se le enseña a andar con correa, a controlar esfínteres y pequeños aprendizajes de obediencia básica como atender al nombre.

2)      Fase de adiestramiento específico

En esta etapa se le enseñan aspectos más específicos de cual va ser su labor diaria como guía, entre ellos esta andar en línea recta, evitar obstáculos, parar en los bordillos…

3)      Fase de acoplamiento.

A los dos años de vida el perro se le selecciona, siempre el que sea más idóneo, en función de las características de la persona invidente. Por otro lado la persona deberá aprender a manejar al perro y a cuidarle.

Una vez superado el adiestramiento el perro comienza a trabajar, pero los peatones que se encuentra a su paso muchas veces no se dan cuenta de la labor que realiza y le tratan como si fuera mascotas. A continuación voy a detallar qué aspectos debemos tener en cuenta cuando nos encontramos con un perro guía:

  • No le haremos caso para evitar distraerle, evitaremos hacer ademanes para que el perro venga a nosotros o mire para otro lado que no sea el camino que lleva su dueño.
  • No le daremos de comer, estos perros tienen unos hábitos muy estrictos y ya se encarga su amo de darle comida.
  • No le tocaremos ni le acariciaremos. Igual que en la primera si le tocamos le distraeremos. Sabremos que el perro está trabajando porque lleva el arnes puesto y si le distraemos le podemos provocar cometer errores y no se lo pueden permitir.
  • Nuestra mascota: evitaremos que se le acerque. Seguramente nuestro cánido no tenga ninguna intención de hacer daño y tan sólo quiera jugar pero se puede producir un caos y nosotros somos los responsables.
  • Por último si la persona invidente nos pide indicaciones y le vamos a corresponder, nos acercaremos por el lado derecho para que el perro guía quede a la izquierda.

 

Transportin y los gatos

El transportin es una caja metálica y/o de plástico que posee una puerta en la parte delantera que se cierra con un mecanismo para evitar que se salga la mascota. Estos elementos son utilizados con animales de tamaño pequeño, como gatos, roedores, hurones… Sirven para desplazar a nuestras mascotas de forma segura en el coche, cuando se realiza algún viaje o cuando se tiene que acudir al veterinario.

Por norma general a los animales no les gusta el transportin, principalmente porque ellos asocian los objetos a experiencias que pueden ser positivas o negativas. En la mayoría de los casos, esta caja metálica solo se utiliza para llevar al animal al veterinario, y estas visitas no son de su agrado porque normalmente acudir al veterinario supone que te pinchen u otra acción poco agradable, por lo que se tendrá dificultades para introducir a la mascota dentro del transportin.

Lo que se debería de hacer es habituar al animal al transportin, que el lo considere un objeto más de su vida diaria para ello se dejará en la habitación con la puerta abierta, que lo olfatee, que entre y salga sin que se le cierre la puerta.

Cuando ya se haya familiarizado el gato con él, se puede introducir un trozo de comida dentro para que entre y en ese momento se le puede cerrar la puerta, tiene su recompensa porque tiene algo de comer que le gusta. En un par de minutos se le abrirá la puerta para que pueda salir. Es necesario que este ejercicio se haga al principio repetivamente porque eso lo ayudará a que se acostumbre a estar dentro y que asocie a una experiencia positiva y que la puerta siempre se va abrir.

Al principio se hará la habituación en periodos cortos para ir incrementando poco a poco los espacios de tiempo, esto tendrá como consecuencia que con el tiempo lo vea como algo natural y su estado sea tranquilo. Los viajes al veterinario no serán tan estresantes para él.

Siempre premiaremos tanto la entrada al transportin como la salida, para que lo asocie con algo positivo. Es importante que en épocas de mucho calor no se le tenga demasiado tiempo dentro porque le puede dar un golpe de calor. Una forma también de lograr que esté tranquilo en el interior del transportin es colocándole una sábana o un objeto que le guste mucho y que sea de su rutina habitual.