El embarazo en las gatas

Antes de comenzar con el embarazo en las felinas es necesario hablar del celo, sino se produce la gata no puede quedarse embarazada. El celo es el periodo del ciclo sexual, este está marcado por una serie de características como son el maullido, que se frota contra el suelo, contra nuestra pierna o todo lo que la rodea y va con la cola hacia arriba. La primera vez que se produce puede que ni siquiera nos enteremos por lo leve de los síntomas, pero según se va haciendo más mayor los síntomas se van acentuando. El primer celo varia en función de la raza, por ejemplo las siamesas que poseen pelo corto tienen antes el celo que aquellas gatas de pelo largo. El peso también influye y otros factores como la luz o si hay machos cerca.
No existe un momento concreto en el que la gata entra en celo este puede variar unos meses, lo normal es que entre a los 8 meses pero se puede retrasar hasta los 10 meses. En el momento el que la gata entra en celo pasa a ser fértil, lo que puede tener como consecuencia que se quede embarazada si hay un macho cerca.
Si esta situación se produce existen muchas posibilidades de que se quede embarazada. La gestación de las felinas oscila entre los 57 días y los 67 días, a partir de ese momento no ha dado a luz deberemos acudir a nuestro veterinario, porque seguramente halla algún problema y deberá ayudarla a que tenga las crías. Según se vaya acercando el día del parto, la gata eligira un lugar de la casa donde estará a gusto y se sienta tranquila, ese lugar seguramente no coincida con el que hayamos elegido nosotros. Según se vaya acercando el día, la gata estará más mansa, pero el momento en que se vaya a producir el parto la gata estará más nerviosa dando paseos de un lado a otro. La posición en la que dará a luz es la misma que cuando defeca. Los dos primeros gatitos no tendrán demasiado tiempo de espera entre uno y otro, a partir del tercero puede tardar media hora o una hora en salir. Las crías nacerán con o sin placenta, en caso de que nazcan con ellas la madre les ayudará a salir para ello la rasgara. No debemos intervenir para nada porque ella es muy autónoma en este proceso, para ayudarla pondremos leche para que entre cría y cría pueda recuperar energías.
Sabremos que ha finalizado el parto, cuando ponga a disposición de las crías sus pechos para amamantarlas. No debemos asustarnos sí se come la placenta es lo más habitual en estos felinos.