En el primer post hablamos de los problemas de aprovechar la salida del perro para hacer nuestros recados, cuando el paseo del perro debería ser un tiempo para el disfrute del animal. En este post os daremos algunos consejos sobre qué no hacer en sus paseos.
Siempre hay que partir de la base de que se debe buscar que el perro disfrute de su paseo sin frustraciones ni malas experiencias, pero eso no significa dejar hacer al perro todo lo que quiera sin ningún control.
Para ello es fundamental conocer a nuestro perro y el lenguaje canino. Las personas tendemos a volcar en nuestro perro las mismas reacciones y sentimientos que tenemos nosotros, pero en realidad esto no es así: los perros tienen sus propio lenguaje y hay que saber comprenderlo para saber qué quieren decirnos.
Crear un ambiente agradable de paseo
Una de las mejores manera de estimular a nuestro perro en sus paseos y que los asocie con el disfrute es llevar una bolsita con trocitos de salchicha o de sus golosinas preferidas e ir premiándole cada vez que haga algo que nos guste.
Si no conocemos el lenguaje canino, nuestra propia inseguridad nos hará gritarle en las situaciones de tensión y él responderá con miedo, con lo que sólo conseguiremos que no nos haga caso y huya de nosotros.
Los gritos como “llamada” no funcionan
Es muy común la imagen de dueños gritando a sus perros porque “no les hacen caso” cuando los llaman. Hay que pensar en que es casi imposible que un perro haga caso a la llamada de su dueño si tiene que elegir entre ir hacia los gritos y la cara de enfado o seguir jugando y pasándoselo estupendamente.
Para evitar estas situaciones hay que trabajar con ellos “la llamada”. Este ejercicio consiste en ir premiándolos cada vez que vengan cuando se les llame. Requiere mucha paciencia y empezar en un entorno tranquilo, como nuestra casa, e ir poco a poco complicándolo ampliando la distancia y los estímulos de alrededor hasta conseguir que nos haga caso incluso cuando está jugando con otros perros… pero nunca nunca hay que regañarlo si no viene a la primera.
Olisquear es su forma de entender el mundo
Para un perro es fundamental olisquear todo su entorno. Por las marcas olfativas conoce qué perros hay en la zona, si tienen algún problema y si hay algún nuevo vecino. Por eso es primordial dejarlos oler pises, cacas y cualquier sitio que les interese, será su forma de hacerse una idea del entorno.
Tirar de la correa cada vez que se para en un lugar que no nos gusta sólo hará que asocie ese olor con algo malo, con lo que cuando se encuentre con ese perro habrá más posibilidades de que se ponga en tensión y suceda un enfrentamiento.