El otro día me llevé un susto de muerte con mi gatito. Le había comprado un collar anti-parásitos (anti-insectos) de plástico con una hebilla más segura según las instrucciones. Ésta consiste en el cierre especial empleado en las esposas policiales que sólo se pueden quitar si se cortan con unas tijeras.
Se supone que el collar era muy seguro y válido para cachorros, así que se lo coloque con un dedo medio de holgura para que no le molestase y le sirviera durante los tres meses que dura la fragancia repelente.
Al cabo de un rato oí un golpe y un gemido ahogado, mi gatito había intentado quitarse el colar y se había quedado encajado dentro de su mandíbula; respiraba con dificultad y estaba atenazado por el pánico. Intenté quitárselo pero claro, el cierre era tan seguro que no había manera y sólo quedaba la opción de las tijeras; pero no había espacio entre su cuello y el collar ya que había quedado tenso y a medida que pasaba el tiempo su angustia era mayor.
Llamé a un familiar y mientras uno inmovilizaba al gatito para que no hubiera riesgo de clavarle la tijera, el otro consiguió liberarlo. Fueron momentos de angustia para él y para nosotros, que acabamos con arañazos y mordiscos por todo el cuerpo. Fue traumático: estuvo toda la tarde quejándose del dolor de cuello y con la boca oliendo al tóxico. De todos modos fue muy afortunado al intentar quitarse el collar estando nosotros en casa, no quiero ni pensar qué hubiera pasado si hubiera estado solo.
Graves lesiones
Me he informado al respecto y resulta que no es al único gatito al que le ha pasado lo mismo. En general intentan quitárselo y al ser rígido se les queda atrapada la mandíbula. Un dueño comentó que el suyo había perdido los dientes de leche en su histeria por quitárselo solito, otro tuvo que cortárselo como yo tras momentos de desesperación y angustia y a otro casi se le muere porque lo encontró medio ahorcado ya que se le enganchó y no podía zafarse.
Y por lo visto no son los únicos problemas que causan este tipo de collares.
Toxicidad
Se supone que son efectivos para mantener alejados a los insectos, pero no lo son ya que no se reparten por todo el pelaje a diferencia de las pipetas. Dependiendo de la composición, puede causar alergias y enfermedades graves.
Según el blog ecogaia algunos tóxicos pueden dañar el sistema nervioso, provocar cáncer, envenenamiento e incluso la muerte tanto del animal como del dueño. El piperonilo puede causar daños al hígado, y el DDVP diclorovos, que pude originar cáncer, dañar los nervios y producir mutaciones. El tetraclorvinfos y el propoxur son tóxicos para el sistema nervioso y pueden causar náuseas, vómitos, diarrea, jadeos, sudores, lagrimeo y cáncer. La intoxicación grave puede provocar contracciones musculares, convulsiones, parálisis respiratoria e incluso la muerte.
Son especialmente sensibles los niños pequeños porque su sistema nervioso y cerebro están en desarrollo y la capacidad de metabolizar esas sustancias es más débil que la de los adultos. Además, como se llevan las manos a la boca y abrazan al animal, son más propensos a ingerir los tóxicos; algo que es aplicable a los dueños que duermen con sus gatos, entre los que me incluyo.
Pérdida de pelo y heridas
Estos collares causan irritaciones, pérdida de pelo y heridas por el roce ya sea porque es alérgico al material, ya sea porque es rígido o con un mal acabado. Y como no se puede quitar sino cortando, el riesgo de ahorcarse es muy alto.
Collares en general
He leído opiniones sobre collares en general y he sacado ésto en claro:
Adorno
¿Quién pone el cascabel al gato? Yo no, imagina el tintineo constante en la cabeza volviendo loco al pobrecito. Sí, el mío también aparece en el lugar más insospechado y alguna vez he volado y él conmigo, pero es cuestión de tener más cuidado. Corre el riesgo de engancharse la patita en la ranura del cascabel y además, si le dejas salir de casa tampoco es positivo frente a depredadores porque pierde la ventaja del sigilo.
Identificación y gateras automáticas.
Gracias a la chapita a primer vistazo encontrarán nuestros datos, pero como todos deben llevar chip de identificación o tatuaje, tarde o temprano darán con nosotros y no nos arriesgaremos a que se enrede, ahorque o le enganche otro gato en una pelea.
Puertas gateras que se activan a través de un dispositivo instalado en el collar: la puerta gatera tiene un dispositivo magnético o electrónico que, en contacto con otro dispositivo situado en el collar del gato, hace que se abra la puerta. Es muy chulo pero no esencial, si consideramos los daños que el collar puede acarrearle al gato.
Después de mi experiencia y de todas las personas a las que les ha fallado, yo no me arriesgo: soy anti-collares, especialmente de los rígidos de plástico: que no le pase a tu gato.