¿Te has planteado operar a tu gatito para quitarle las uñas? No le quitan las uñas: le amputan la parte delantera de cada dedo.
La desungulación es una operación quirúrgica muy seria, con secuelas irreversibles y que puede derivar en funestas complicaciones. En la mayoría de los países en los que los gatos son animales de compañía, la desungulación está prohibida o es ilegal. No en España, salvo en algunas comunidades autónomas. Muchos veterinarios se niegan a practicarla; otros no, desgraciadamente, ya que la desungulación es una amputación.
Prepárate para conocer el horror: yo estoy mareada y siento náuseas.
Amputación
La desungulación es una operación quirúrgica que requiere anestesia general ya que si no se le suministrase al gato el dolor sería enloquecedor. Se coloca un torniquete alrededor de la primera pata a desungular y el veterinario amputa la uña y el hueso en el que está enraizada, seccionando el tendón y el ligamento que sostienen cada uña, así como el tejido blando y la carne que rodean la zona. La sangre chorrea por lo que es necesario que un asistente oprima la zona y venda rápido para enjuagar la sangre.
Algunos veterinarios operan con láser pero aunque se reduzca la hemorragia el resultado final es el mismo: una amputación.
Cuando el gato despierta el dolor es atroz; según el Dr. Nicholas Dodman, Profesor de Farmacología Conductual y Director de la Clínica del Comportamiento en la Escuela Universitaria de Medicina Veterinaria en Tufts, y un especialista internacionalmente conocido en investigación sobre el comportamiento de animales domésticos, explica la desungulación:
“La falta de humanidad del procedimiento queda claramente demostrada en la naturaleza de la recuperación de los gatos de la anestesia tras la cirugía. A diferencia de las recuperaciones de rutina, incluyendo las recuperaciones de operaciones de esterilización, que son bastante tranquilas, la cirugía de desungulación termina con gatos rebotando contra las paredes de las jaulas de recuperación por el insoportable dolor. Los gatos más estoicos se hacen un ovillo contra el fondo de la jaula, inmovilizados en un estado de desamparo, presumiblemente debido al dolor abrumador….
[La desungulación] sirve como modelo de dolor intenso en las pruebas de eficacia de fármacos analgésicos. Aunque se pueden utilizar analgésicos en el postoperatorio, raramente se les suministran, y sus efectos son incompletos y transitorios en cualquier caso, de modo que antes o después surgirá el dolor.»
Complicaciones
Lo de menos es que el gato pierda las uñas retráctiles, esta operación puede presentar numerosas complicaciones: «Las complicaciones de esta amputación pueden ser un dolor atroz, daño al nervio radial, hemorragia, huesos astillados que impiden la curación, y un doloroso crecimiento de las uñas deformadas hacia dentro de la garra , que ya no es visible. Algunas complicaciones requieren una segunda ronda de anestesia y cirugía.»
MalVivir tras la amputación
Las uñas retráctiles de los gatos no son apéndices externos, son parte de su estructura básica al igual que los músculos y tendones que las sostienen. Arañar es esencial para el gato: libera estrés, ejercita los músculos de la parte superior de la espalda y se estira totalmente, entre otros beneficios. Es un comportamiento tan natural que los gatos desungulados siguen realizando los movimientos de manera impulsiva aún cuando no tengan los deditos: triste y doloroso saber ésto, la verdad.
Y como realmente no están arañando, con el tiempo su espalda se debilita los músculos se atrofian y los tendones pierden elasticidad.
Ésto se agrava al caminar de manera incorrecta, ya que las garras cargan con el peso del gato. Y al igual que si nos cortan los dedos ya no caminaríamos de la misma manera, cuando se les amputa parte de los dedos el gato camina de manera antinatural y eso le causa tensión en las patas y dolor en éstas, ese es el motivo por el que hasta usar el arenero les resulta insoportable.
El gato sufre dolor en otras partes del cuerpo. Como no puede apoyar la pata con el ángulo preciso, con el tiempo sufrirá fuertes dolores en la espalda y graves problemas en las articulaciones.
El Dr. Gordon Stull, afirma que la desungulación provoca daños emocionales obvios; el gato se vuelve más agresivo, tiende a morder, amenazar con gruñidos, un comportamiento dominante. Es lógico, ha sufrido una experiencia traumática y encima ha perdido toda posibilidad de defensa ante los enemigos.
Hay opciones alternativas
Aunque los dueños de los gatos afirmemos que lo hemos intentado todo para evitar que nuestro gato arañe, en el fondo de nuestro corazón, sabemos que estamos mintiendo. Es necesario desarrollar una estrategia con objetivos claros: Poner a su alcance objetos para que se rasque, conseguir que los muebles no le resulten atractivos, educarle para que no nos arañe y, si no queda más remedio, recortar las uñas o usar SoftPaws (covertores para uñas)
Todo menos mutilarle y convertir su vida en una pesadilla de la que no puede despertar.
Fuente- La Desungulación por Gary Loewenthal, en la web protección felina.