Seguramente has notado como tu gato, al frotarse contigo o contra los muebles, usa sus mejillas. Eso es así porque por esa zona de su cuerpo segrega feromonas, unas sustancias químicas que todos los animales, incluidos los racionales, segregamos con diferentes fines.
Las feromonas tienen muchas funciones e influencias en el comportamiento de los animales, la más conocida es la sexual, pero no es ni mucho menos la única. Concretamente las que los gatos segregan por la zona de las mejillas es una especie de marca con la que señalan aquellas cosas o lugares que les resultan agradables. Es algo así como ponerte la etiqueta de “humano que me gusta” o “lugar dónde estoy tranquilo”.
Las feromonas químicas
Actualmente hemos podido sintetizar esas hormonas en laboratorio y reproducirlas artificialmente. Esto nos proporciona un arma eficaz para ayudar a nuestros gatos a sobrellevar mejor situaciones que para ellos pueden resultar muy estresantes. Actualmente podemos comprar estas feromonas en formato de spray y en formato de difusor eléctrico, que funciona igual que un ambientador de los que se ponen en el enchufe con recambios.
Los difusores en spray son ideales para cuándo hay que llevar al gato en un transportín. Un par de pulsaciones un rato antes de introducir al gato hará que cuándo entre lo identifique como un sitio “agradable” y se sienta algo más relajado. Si se va a realizar un viaje cada pocas horas se puede volver a rociar el transportín. Es útil también para las visitas al veterinario.
Evidentemente no hay productos mágicos y el gato no se va a sentir como si estuviera en su lugar favorito, pero si podemos conseguir que el nivel de estrés sea menor estaremos contribuyendo a que nuestro animal no pase tan mal rato.
Los difusores eléctricos
Probablemente a estos aparatos sea a los que más partido podamos sacarles. Hay muchas situaciones en las que nos puede ayudar utilizar estas feromonas, que por cierto son totalmente inofensivas para el ser humano. No nos causarán ningún daño y se pueden poner incluso al lado de la cama o de la cuna de un bebé. Eso si, tampoco esperes que nos causen efectos relajantes, simplemente no nos influirán en absoluto.
Estos difusores tardan unos días en hacer sentir sus efectos, más o menos una semana, así que es conveniente ponerlos con antelación al problema si es posible preverlo. Casos dónde este difusor es útil:
– Cambio de casa: ponerlo en la nueva casa una semana antes del traslado si es posible.
– Llegada de un nuevo miembro a la familia: tanto si el nuevo miembro es humano (un bebé o una nueva pareja) como si es animal, para el gato será un gran cambio que las feromonas pueden ayudar a suavizar.
– En caso de convivencia de varios gatos: los gatos no están hechos para vivir en manada y pueden llevar mal formar una colonia que no han buscado. Las feromonas pueden mejorar la convivencia entre gatos que no se acaban de llevar bien.
– Gatos con problemas de estrés: los pequeños felinos son propensos a problemas de estrés de los que a veces no somos capaces de localizar el origen. Un difusor en casa ayudará a que se sientan más tranquilos.
Coloca el difusor en un enchufe en la zona de la casa dónde el gato pasa más horas. No lo quites a la noche, debe de estar puesto las veinticuatro horas del día.