Que los gatos son muy suyos es un secreto a voces. Si pretendes revisarlo tal cómo harías con un perro, es decir, un examen exhaustivo de pelo, orejas, hocico, dientes… lo más seguro es que acabes con algún arañazo y un ofendido minino que se irá por dónde ha venido dejándote magullado y soltando alguna que otra maldición. A no ser que seas dueño de uno de esos raros gatos tremendamente dóciles.
Pero ¿quiere esto decir que no se puede revisar a un gato con carácter felino puro? Claro que se puede y se debe de revisar, pero deberás hacer de un modo que le guste, haciéndole sentir mimado y agasajado y no inspeccionado sin el más mínimo respeto, ¡faltaría más!
¿Qué debo de revisar en mi gato?
Las orejas del gato deben de estar limpias. Ellos se suelen encargar del aseo personal minuciosamente, pero hay zonas a las que no se llegan y a no ser que tengas dos peludos que se acepten plenamente y se aseen mutuamente puede haber lugares que no queden tan impecables como deberían en las orejas o el resto del cuerpo, especialmente si están algo obesos. Comprueba que no hay rastros de parásitos ni suciedad, sobre todo en los pequeños pliegues que tienen en los bordes de las orejas.
Usa un juguete que le guste para intentar que se ponga panza arriba y de ese modo, entre juego y juego, comprobar que no hay nada anómalo en sus mamas, que su tripa no presenta falta de pelo ni hay ningún otro síntoma que pueda hacer sospechar de problemas.
La parte más problemática vendrá con sus dientes, ya que es conveniente comprobar de vez en cuándo que no hay restos de sarro ni de infección en las encías. Un palito de golosina puede ser ideal para darle y que lo mordisquee mientras compruebas que el color de sus encías es normal y que no hay piedra. Cuándo coma asegúrate de que lo hace por ambos lados de la mandíbula y con total normalidad.
Los ganglios del gato
Apalpar al gato para comprobar que no hay bultos bajo la piel es fácil a no ser que sea tremendamente arisco. Con cepillarlo o acariciarlo juguetonamente podemos darle un buen repaso sin que se de cuenta de que tenemos otro objetivo diferente al de darle placer.
Cuándo un gato tiene algún problema de salud a nivel de infección, al igual que las personas puede mostrar una inflamación de los ganglios del sistema linfático. Comprueba el cuello del animal, la zona de debajo de las patas, la tripa y las patas traseras por la parte posterior. Ante la aparición de cualquier bulto hay que acudir inmediatamente al veterinario.