Hace años nos vendieron la idea de que las mejores correas son las extensibles porque dan una mayor libertad a nuestros perros sin que anden sueltos. Pero realmente una correa extensible no nos da control sobre nuestro perro para poder ayudarle si se enfrenta a una situación difícil.
Un perro que esté al final de una correa extensible, a metros de distancia de la persona con la que va, es un perro sin control, ya que se nos ofrece una doble dificultad: llegar a él a la vez que vamos recogiendo la correa para impedir que mantenga la distancia con nosotros.
Además, las correas extensibles facilitan que el perro sienta tensión en la correa, ya que cuando corre nota el tirón en su collar o arnés. Cuando un perro siente tensión en la correa le estamos transmitiendo que estamos preparados para tirar de él porque es una situación peligrosa, con lo que no facilitamos el relax de nuestro peludo.
Llevar la correa relajada
Lo más adecuado es llevar la correa siempre en forma de U. Así le transmitimos que no pasa nada y que todo está en orden para poder disfrutar de lo que le rodea sin preocupaciones.
Si queremos que nuestro perro corra y se aleje de nosotros, podemos utilizar una soga larga que iremos soltando y recogiendo según sea la distancia que haya entre nosotros y nuestro amigo de cuatro patas, manteniéndola siempre rozando el suelo para que no sienta ningún tirón.
El dolor no es la solución
También los collares o arneses son otro elemento a valorar. Los famosos collares antitirones o de ahogo nunca han evitado que el perro dé tirones, simplemente conseguimos hacerle daño. Hay que recordar que es un perro y no una persona, y que no tiene los mismos códigos de entendimiento que nosotros.
Hacer sentir dolor a un perro ante una situación solamente hará que asocie que esa situación hay que temerla… así pues lo que iremos consiguiendo es que nuestro precioso compañero se convierta en un perro desequilibrado que ladrará y tirará mordiscos a todo lo que le suponga un estrés porque no habrá aprendido a gestionar el estrés de un modo normal.
Arneses antitirones
Los collares tampoco deben ir muy prietos porque les ahoga. Por eso no es recomendable agarrar la correa de ellos, lo mejor es llevarlos con un arnes que a ellos les permitirá respirar con normalidad y a nosotros sujetarlos mejor si fuera necesario.
Para los tirones hay unos magníficos arneses antitirones que llevan una cincha entre las patas delanteras lo que les impide lanzar la zancada para impulsarse. Poco a poco verán que les resulta incómodo tirar y dejarán de hacerlo, pero no asociarán el paseo con dolor.