Mucho se ha hablado y escrito sobre el problema de los mal llamados perros peligrosos… cuando uno de los perros que más mordeduras se denuncian son de los cocker, que tienen un genio muy particular.
En primer lugar la ley no los considera perros peligrosos, sino perros POTENCIALMENTE peligrosos (PPP)… y no por que sean agresivos, sino porque tienen una potencia de mordida mayor.
Además, la calificación de PPP en España es un tanto aleatoria, ya que sólo se ha calificado así a los perros originarios de fuera de España, dejando fuera de la lista a algunas razas españolas que cumplen los requisitos por los que se considera un perro PPP, como por ejemplo el presa canario.
Grandes, pero no agresivos por naturaleza
La demonización de estos perros se puede decir que ha sido por una campaña mal dirigida de señalar cualquier ataque sufrido por ellos, responsabilizándolos de una agresividad innata que no existe.
En el siglo XIX era habitual que estos perros formaban parte integral de las familias más adineradas como “guardianes” de sus hijos, sin que nadie pensara que dejaba a sus hijos junto a un perro que se lo iba a comer.
Es cierto que unos perros pueden ser más nerviosos que otros y transformar su inseguridad en agresividad… pero eso es lo mismo en perros pequeños que en grandes.
PTT: perros que se tiran a los tobillos
Podemos verlo en la cantidad de perros pequeños que se nos tiran a los tobillos ladrando furiosamente mientras van paseando de la correa de sus dueños.
Como son pequeños parece que a nadie le preocupa esa agresividad, pero no olvidemos que si un perro muerde a alguien la responsabilidad civil recae en el dueño, así que recomendamos que si vuestro perro muestra esa conducta busquéis la ayuda de un buen etólogo canino experto en reorientación de la conducta en positivo.
Los dueños: el gran problema
El gran problema de los perros PPP es que, tristemente, muchos son adquiridos por personas que les enseñan a atacar y que les usan para peleas.
Esa es la gran tragedia que sufren día a día estos perros. Sin un control real del tráfico de perros, camadas enteras nacen y mueren sin que nadie se preocupe por ellos. Son esclavos de gente indeseable que no le importa enseñar a un animal a matar.
Por otro lado están los dueños irresponsables que les enseñan a atacar a gatos callejeros o a un peluche como si de un juego se tratara sin pensar en que esa conducta la pueden repetir con las personas en un momento de estrés.