Hay casos de gatos tan dóciles que se han dejado poner un suero o incluso un largo tratamiento de quimioterapia sin dar problemas. Sin embargo otros es ver el transportín y no tratarán de esconderse en el rincón más remoto de la casa. Para estos últimos, la gran mayoría según mi experiencia, es necesaria una gran dosis de paciencia para que la visita al veterinario no sea toda una odisea. Sobre todo si tienes más de un animal.
El primer consejo es dejar que se familiarice con el transportín, es bueno que éste esté siempre a su alcance y que pueda usarlo como cueva o refugio. De este modo estará marcado con su olor y no lo asociará como algo negativo. Pero ojo, si lo hemos trasladado en el y ha vivido una experiencia estresante o nerviosa debemos de lavarlo a fondo para quitar ese olor.
Prepáralo con calma
Si el gato debe de ser operado o piensas que pudieran anestesiarlo, quítale la comida la noche anterior si la cita es por la mañana. Para que entre en el transportín puedes intentar que lo haga mediante un juego. Si no queda más remedio y tu gato odia entrar, puedes usar un spray de feromonas para crear un ambiente más relajado antes de meterlo a la fuerza.
Déjalo un rato dentro antes de moverlo para que se acostumbre y se relaje. Y una vez en la clínica debes de abrir el transportín por arriba. Si lo haces lateralmente el gato se intentará ir hacia al fondo para no dejarse coger. Meter las manos y tirar del animal además de ser peligroso porque puedes llevar un arañazo o un mordisco, lo estresará mucho.
Colabora para que la visita sea lo más agradable posible
Colabora con tu veterinario sujetando al animal o simplemente hablándole con cariño para que sepa que estás ahí. Pero si eres de esas personas que se ponen muy nerviosas entonces mejor espera fuera para no transmitir esos nervios al animal.
En algunos casos los mininos se comportan como niños y son mucho más dóciles y buenos cuándo papi y mami no están delante. Cuándo acabe la visita normalmente el solo entrará sin causar problemas en su “refugio”.
Una vez en casa ábrele la puerta y deja que salga a su ritmo. Puedes ofrecerle una latita de su comida favorita o una chuche como premio o compensación por haber tenido un día difícil. Si tienes más gatos espera antes de juntarlo, los demás detectarán un olor diferente en el y es posible que le bufen un poco al principio.