Siempre es complicado decidir qué mascota adquirir una vez que se ha decidido llenar el hueco existente en el hogar y en la familia. Eses dos factores son, precisamente, los que tendrás que tener en cuenta en todo momento para decidirte por un animal de compañía u otro.
No se trata de una decisión trascendental por la que debas perder horas de sueño, pero tampoco es una decisión que se deba tomar a la ligera, porque va a tener repercusión directa en nuestra calidad de vida y en la de nuestra familia.
El primer paso, como no, es el de poner a todo el mundo de acuerdo. Es decir, todos y cada uno de los componentes del hogar familiar, deberá estar de acuerdo en la decisión de convivir con una mascota. En caso de existir desavenencias, deben solucionarse previamente, nunca recurriendo a principio de “cuando lo vea ya se le pasará”, porque puede que no funcione. Ni tu familiar ni el animal se merecen esa situación forzada.
Analiza las necesidades existentes en tu hogar
Si ya te has decidido a adquirir o acoger a una mascota y no se debe a un capricho sino a una decisión sopesada y meditada, lo primero que debes hacer es analizar la vida cotidiana en tu hogar, y determinar cuales son las necesidades que se deberían cubrir y no lo están.
Las necesidades familiares pueden ser muy variadas. Por ejemplo, se puede querer una mascota para crear un mayor vínculo entre una pareja sin hijos, para que los niños no estén solos y tengan con quien jugar, para que los mayores se vean obligados a realizar algunas tareas o para muchas más cosas.
Determina los pros y los contras de cada animal
Una vez que hayas aislado las necesidades existentes en tu hogar y en tu familia, llega el momento de ver qué mascotas serían capaces de cubrir dichas necesidades, y establecer las cosas positivas y negativas que ocasionaría la elección de cada una de ellas.
Hasta aquí estaría la mitad del camino andado, ya que queda elegir la raza e incluso el ejemplar concreto, dentro de la especie animal escogida. Aquí, las consideraciones que se deben hacer, giran en torno a las garantías ofertadas por cada uno de los vendedores de mascotas.
Pues bien, la buena noticia si has llegado hasta este punto, es que ya eres el propietario de una mascota, la mala es que aún asegurándote de ejecutar todos los pasos correctamente, nadie te garantiza que el animal adquirido sea el idóneo. Son animales.