Hoy vamos a conocer unos cuantos detalles acerca de uno de los gatos más elegantes que conozco, el British Shorthair. Bueno, elegantes en el sentido inglés del término, o sea, más bien estirado, aunque sin ese aire de superioridad con el que nos mira siempre un siamés (a mí por lo menos; creo que esos gatos me desprecian profundamente).
Se dice que los orígenes de este gato se remontan a los ejemplares que los romanos llevaron a la pérfida Albión hace casi dos mil años. Ya será menos… Todos sabemos cómo les gusta a los ingleses darse pisto. Lo seguro es que estuvo entre los gatos de las primeras exposiciones de 1870 en Londres. Casi desaparecido tras la Segunda Guerra Mundial, los criadores se tragaron su orgullo mezclándolos con persas.
La influencia de los persas les hizo crecer en tamaño, redondear la cabeza y alargar el pelo. Conforme al estándar, la cabeza es grande, la nariz chata y ancha, las orejas medianas y separadas. Los ojos son grandes, separados y muy expresivos. Tiene un cuerpo y un cuello fuertes, patas robustas, pies redondos y algo cortos. La cola, dos tercios del cuerpo, es gruesa en la base y redondeada en la punta.
Tiene la elegancia altiva y la resistencia física propia de su isla
El pelaje es denso, sedoso y compacto. En cuanto a los colores de manto y ojos, así como en los patrones, se contempla tal variedad de pigmentos permitidos que no merece la pena enumerarlos. Aunque para mí (es una opinión personal, llamadme tradicional) el más bonito es de manto azul y ojos cobre. Tampoco pueden faltar sus prominentes mofletes, marca de la casa.
El British Shorthair es un gato muy saludable por naturaleza, sin enfermedades específicas conocidas, al que basta aplicar los cuidados básicos de limpieza, cepillado y demás. La única enfermedad que se ha rastreado, el riñón poliquístico, le viene de su herencia persa; pero al ser una enfermedad genética fácilmente rastreable, podemos estar seguros de la buena salud los ejemplares con pedigrí.
En cuanto a su carácter, es apto tanto para la vida campestre como para la urbanita. También se le conoce como un gran compañero de los hombres, tranquilo, leal y amigable. El compañero ideal de cualquier abuelita inglesa que podamos imaginar. Tan típicamente inglés que seguro que la reina tiene uno. Aunque no me lo imagino como mascota del pub de cabecera de los hooligans del Newcastle…