Ya en el antiguo Egipto, los gatos eran considerados como un animal sagrado, cuyo porte y elegancia no podía ser más que obra de los dioses, para que los seres humanos pudieran gozar en su vida terrenal, de las gentilezas de algo tan sublime.
El amor de los egipcios por los gatos, ha perdurado durante miles de años, y ha llegado hasta nuestros días tan vivo como por aquel entonces. Lógicamente, en la actualidad ocupan un rol de mascota, totalmente subordinado al resto de la familia, pero siguen manteniendo ciertos privilegios con respecto al resto de animales domésticos.
Cabe recordar, que según los más recientes recuentos en toda Europa, sitúan al gato como uno de los animales domésticos más presentes en los hogares. De hecho, existen países como Rusia, en los que resulta altamente extraño encontrar una sola familia que no conviva con un felino.
El carácter de los gatos
Quizás la mayor duda que existe entre los amantes de los animales sea la de por qué le gustan tanto los gatos a las personas, si su carácter es mucho más arisco que el de otras mascotas.
Pues bien, parece lógico pensar que es, precisamente, esa personalidad que demuestran estos pequeños felinos domésticos, la que provoca esa predilección hacia ellos por parte de los seres humanos.
Los gatos son, sin ningún tipo de duda, las mascotas menos dependientes de sus amos, ya que son capaces de pasarse todo el día sin prestarles caso si no demandan nada de ellos. Eso sí, en el momento en el que necesiten cualquier cosa, intentarán llamar su atención de cualquier forma.
Los gatos han aprendido en estos miles de años de convivencia con el ser humano, a conseguir todo lo que necesiten de él. Si quieren comer, salir a pasear o tan solo buscan un poco de cariño, rozarán las piernas de sus amos con la cola erguida y con su ronroneo característico.
Un gato es un felino salvaje domesticado
Son muchos años en compañía de las personas, pero aún así, los gatos domésticos aún conservan gran parte de sus instintos, aunque ciertamente atrofiados por la falta de necesidad.
Sea como fuere, son las mascotas más cariñosas y salvajes al mismo tiempo, ya que pueden estar durmiendo en el regazo de su dueño y al poco tiempo intentando cazar un insecto o jugando con cualquier objeto.
Todos y cada uno de sus gestos, lógicamente a escala, recuerdan a los de los grandes felinos de la Sabana africana que vemos en los documentales de la televisión.