Las grandes celebridades internacionales también tienen mucho amor que dar. Y, como los demás seres humanos, los que caminamos al nivel de suelo, no de las estrellas, comparten mimos y cariñitos con sus perritos. Vamos a ver alguno de los casos.
La primera de las mascotas protagonista en casa de unos famosos se llama Jacques y comparte vivienda (quién pudiera) con Brad Pitt y Angelina Jolie. Es un bulldog blanco y café del que Johhny Depp dijo una ocasión que era el perro más apestoso que había conocido. Envidia cochina… o canina.
Otra pareja que vive en el olimpo de la fama y comparte su espacio con un perro es la compuesta por David y Victoria Beckham, un perro dulce y tan dócil que se deja hacer la manicura y ponerse camisetas de fútbol. Un santo, vamos.
¡Ay, Chihuahua!
Hablando de moda y de perros, ¿sabías que Paris Hilton ha tenido ocho perros en cinco años? El más conocido de ellos ha sido, sin duda, Tinkebell, un chihuahua (¿qué otra raza podría ir con ella?) para el que incluso llegó a sacar un libro The Tinkerbell Hilton diaries. Para combinar moda y mascotas, Paris llegaba a sacar, en 2008 una colección de ropa llamada “Little Lily”.
Aparte de la Heredera, otra famosa a la que le encantan los chihuahuas es Scarlett Johanson, tal es la raza a la que pertenecen sus Maggie y Pankake, compañeros inseparables en su ascenso a la fama y que llegaron a posar con ella.
Otra chihuahua (¿qué tendrán estos perros?), Lola, comparte juegos y carantoñas con Hilary Duff. Cuando sólo era un bebé, Lola tuvo que someterse a una operación de cerebro que la ex chica Disney costeó de su bolsillo. Tras la intervención, Lola es una perrita sana y feliz.
Mascotas que se dan la gran vida
Britney Spears también tiene una perrita, Hannah, que lleva una vida de auténtica reina. Pero no sólo eso: es que la excéntrica artista ha abierto un perfil en Twitter para su mascota, donde va publicando todas sus travesuras. Si quieres saber cuál es la última, sigue a Hannah en @hannahspears.
Y vamos a terminar cambiando de especie. Una de gatos. La parte humana la pone Katy Perry, que está tan unida a su felina mascota que cuando se divorció de Rusell Brand sólo quiso quedarse con Morrisey, uno de los tres gatos que la pareja compró mientras convivía. Un gato que, por cierto, tiene la paciencia de dejar que Katy le haga la manicura. Vida gata.