Frío, hielo, lluvia, bajas temperaturas… son típicos del invierno. En esta estación del año, a muchas personas les encantaría transformarse en osos para pasarlo dormidos como los angelitos. Igual que nos ocurre a los humanos, en invierno nuestro cuerpo es más perezoso, las temperaturas bajas hacen que no pisemos la calle demasiado, que nos tiremos horas y horas en casa bajo una manta calentita tirados en el sofá…
Además de eso, siempre tenemos más probabilidades de caer enfermos y coger resfriados, gripes, anginas, pulmonías… pues a los perritos les ocurre exactamente lo mismo. Por esa razón, es importante que en invierno los cuidemos de manera especial y estemos atentos a cualquier síntoma o anomalía en su comportamiento.