Las chinchillas

Cada vez es más común encontrarnos chinchillas como animales de compañía. Este tipo de roedores dispone de muchos recursos para poder huir de los depredadores y protegerse de las condiciones desfavorables del medio. Uno de los más prácticos es su pelaje muy denso, que les protege del frío y de los parásitos. Asimismo son capaces de soltarlo para defenderse de sus posibles depredadores.

Son muy rápidos y excelentes saltadores ya que disponen de unas patas traseras muy desarrolladas que les permiten alcanzar grandes alturas a través del salto. Gracias a su cola en forma de U (que también les ayuda a escapar de los depredadores) son capaces de mantener un buen equilibrio. Se trata de un animal gregario y nocturno, por lo que podremos observar mejor sus habilidades en dicho horario. Poseen una visión nocturna muy aguda, pero por el día son prácticamente ciegos, por lo que sus movimientos serán mucho mas reducidos. También disponen de un oído muy agudo, más incluso que el humano y emplean sus bigotes para tantear y rastrear alrededor suyo.

Son animales vegetarianos. Su dieta básicamente consiste en agua, heno, pienso específico para ellos y un aporte de calcio. Es recomendable que dispongan de hierba fresca. Todo lo que les demos a mayores serán complementos o golosinas que debemos usar con moderación.

Es necesario proteger a nuestras chinchillas de los golpes de calor y de los ambientes muy húmedos, puesto que eso podría hacerles enfermar o incluso llegar a morir. No suelen desarrollar muchas enfermedades, pero su aparato digestivo es muy delicado y son propensos a problemas intestinales y a los parásitos del agua. A pesar de ello su esperanza de vida media oscila entre los 12 y los 15 años, aunque pueden llegar a cumplir los 20 años de vida.

Bajo ningún concepto nuestra chinchilla debe mojarse ni bañarse en agua, ya que podrían desarrollar enfermedades debido a la humedad. Por ello debemos proporcionarles arena de marmolina (que es la más parecida a su medio natural) en la que se bañarán y cuidarán su pelaje. Debemos preocuparnos de que la arena esté siempre limpia. Se trata de animales que no desprenden olores así cuidando ese detalle, no debemos preocuparnos de más. En su medio natural emplean la orina como método de defensa contra sus depredadores. Por ello es posible que si se asustan o sienten miedo en algún momento, recibamos un chorro de orina.

Cuando decidimos llevar una chinchilla a nuestra casa debemos ser muy pacientes con su adaptación a su nuevo hogar. Son animales muy asustadizos, así que tendremos que dejarles su tiempo para que se sientan a gusto con nosotros. Al principio necesitarán adaptarse a su jaula y una vez que hayan superado ese trámite, serán capaces de salir de ella y conocer el exterior. Para ello simplemente les dejaremos la puerta de la jaula abierta y su curiosidad hará el resto. Son animales muy inteligentes y con mucha paciencia y cariño conseguiremos que aprendan a jugar con nosotros y pedirnos mimos.