Es fácil que los pequeños de la casa se empeñen en tener una mascota, aun sin tener demasiado claro lo que esto implica. Antes de lanzarnos a comprar un perro del que tendrían que hacerse cargo los adultos o de adquirir hamsters a los que el chico iba, muy probablemente, a terminar descuidando, pensemos en unos animales en los que sólo una cosa es menor que sus exigencias: las molestias. Pensemos en las tortugas.
A pesar de la apariencia tranquila, indolente, de estos animales, requieren cuidados. No excesivos ni complicados, pero sí imprescindibles. Aunque son muchas las razas de tortuga, vamos a tratar de generalizar en la medida de lo posible.
Empezaremos por lo más básico: el hábitat, que he de ser proporcional a su tamaño. En el caso de las más pequeñas, basta con un terrario de cría o un viejo acuario, pero, según crecen, van a necesitar más espacio. La idea es, todo caso, que tengan unas paredes que las resguarden de las corrientes de aire.
Calor, comida y agua
El suelo del hábitat puede variar, siempre y cuando incluya algo de agua para la bebida y el baño. Como, al igual que el resto de los reptiles, no pueden mantener su calor corporal, necesitarán de una fuente de calor externo para mantener una temperatura que les permita permanecer activas.
El calor y la luz del sol permiten que la piel de las tortugas fabrique vitamina D, necesaria para que el calcio de la dieta refuerce sus huesos y caparazón. Hablando de alimentos: si plantas vegetales decorativos, por los hábitos alimentarios de las tortugas, te quedarás sin ellos enseguida.
Un refugio para dormir
Volviendo al hábitat: en un rincón alejado de la fuente de luz puedes construir un refugio con piedrecillas que los quelonios usarán cuando el calor sea excesivo o deseen dormir. Y es que, además, muchas tortugas, allegar el otoño, deciden hibernar y es bueno que tengan donde hacerlo.
Por lo que se refiere a la comida en sí: las tortugas terrestres gustan de todo tipo de frutas y verduras, aunque de vez en cuando se comen con gusto un poco de carne, como hígado de ternera, caracoles o insectos, en este último caso, vivos. Lo que nunca debería faltarles es un bloque de calcio y comida preparada específicamente para ellas.
Ahora es cuando insistimos en que, en realidad, los cuidados que requiere una tortuga son pocos: simplemente, relee este artículo y verás que, al menos comparadas con otras mascotas, es así.