Tortugas abandonadas en el Jardín Botánico de Atocha

No suelo viajar mucho, pero lo que si soy es muy observadora. Así que, como siempre que viajo a Madrid, me suelo dedicar unos minutos a observar el Jardín Botánico que corona la estación de trenes de Atocha, en Madrid.

Un sitio que me encanta o por lo menos era así. Ya que desde hace un año he podido contemplar la crecida descomunal de tortugas en sus lagos artificiales.

Creía que era debido a una repoblación poco controlada por parte de los cuidadores del recinto. Algo que aunque malo, lo prefería a la realidad. Ya que la verdad no es otra que la de cientos de personas que deciden no hacerse más cargo de sus mascotas y las abandonan allí.

Algo que no me parecería mal de no ser que ya resulta inhumano. Ya que están amontonadas unas sobre otras. Ya que sin ningún control, y más en épocas de veranos son llevadas hasta allí, sin que nadie ponga freno a esta epidemia creada por el hombre.

Las tortugas no son un juguete

Ni las tortugas ni en general ninguna mascotas. Ya que son muchos los padres que deciden contentar a sus hijos comprándoles uno de estos animales, que a su parecer son más controlables, que un perro, un gato o un hámster.

Pero en realidad pocos son los que en se interesan en conocer sus necesidades ni su forma de vida. Ya que aunque las compramos siendo muy pequeñas, de unos 5 cm, lo normal es que se lleguen a crecer hasta 40 cm.

Las tortugas son muy longevas, pues hay algunas clases de tortugas que suelen vivir hasta 100 años. En particular las que compramos, las tortugas acuáticas o las Caretta, suelen rondar alrededor de los 40 años.

Una retirada digna a las tortugas

Está demostrado que el 95% de las tortugas utilizadas como mascotas mueren abandonadas y de forma cruel. Algo que no entiendo, pues una persona que ama a los animales tanto como para tenerlos de mascotas no puede hacer esta clase de actividad.

Esto ha hecho que se creen centros donde acogen estas tortugas abandonadas y les dedican toda clase de cuidados para su recuperación que se vea estimado para su mejora.

Uno de ellos es el CRARC (Centre de Recuperacií dÁmfibis i Rèptils de Catalunya) en Masquefa (Anoia). Donde en 20 años de historia nunca había vivido un recibimiento tan masivo como ahora, ya que cada año llegan entre 300 y 400 ejemplares.

Ahora reflexiona ¿cuantos de tus amigos o familiares han tenido tortugas, cuanto han crecido y si, como debería ser, aún siguen siendo mascotas o están vivas?