Está comprobado que si hay un animal encabezando las listas y común en casi todos los hogares, al menos una vez en la vida, esos son los hámsteres. Si alguna vez has tenido uno sabrás que aparte de ser adorables con sus bigotitos, sus mofletes y sus manitas pequeñitas cuando comen.
Son por igual unos puñeteros, que aprovechan la mínima para fugarse de sus jaulas y de cualquier lado, aunque fuera Alcatraz. Para estos momentos de dejamos unos consejos para poder encontrar a tu hámster cuando antes. Ya que por su tamaño podía estar en cualquier parte:
En el mejor de los casos:
A veces es tan simple como esperar que al igual que se ha ido, pueda volver por sí solo. Esto aunque te parezca imposible es más común de lo que nos pensamos, ya que el roedor se aventura en ver mundo, pero cuando el hambre aprieta suelen volver a su jaula, que es donde siempre le esperara su comida y su agua. Así que intenta dejarle un lateral abierto para que vuelva y espera mientras.
Dónde mirar:
Si el hámster no vuelve, es hora de ponerte a buscar. Posiblemente el hámster no sepa salir de su escondite, se encuentre asustado o desorientado. Debemos empezar la búsqueda en los sitios más comunes, estos son los que se encuentren cerca de la jaula, en la misma habitación. Así que poco a poco y con cuidado iremos comprobando detrás y debajo de los muebles.
Al ser roedores pueden roer e introducirse en cajas, cajones o respaldos de muebles. Así como bolsos, carteras, mochilas o zapatos. En definitiva, aunque nos parezca algo imposible, tenemos que hacer batida en todo y en cada rincón.
Siguiendo el rastro:
Debemos tener en cuenta los siguientes factores, el primero es que estos animales son de vida nocturna, así es por la noche cuando estarán más activos y podremos verlos salir de su escondite.
Para incitar a que salgan a tu encuentro se les puede engañar con algo de comida, semillas o pipas de girasol o cualquier alimento que genere cascaras. En el caso de que no lo veamos en ese momento, las cascaras que genere al comer los frutos secos nos dará la pista de su recorrido.
Otra idea es derramar algo de harina o maicena para que a su paso, el ratoncito deje un rastro claro para poder localizarlo. Lo ideal es echarlo a la entrada de las habitaciones o debajo de muebles más bajos.
Si lo prefieres también podemos afinar nuestro oído, con la ayuda de papel celofán o de aluminio, que haga que a su paso suene y el ruido nos alerte de su presencia. Algo que conseguiremos apagando todas las luces y manteniendo el silencio.
Lo importante es no perder la calma, ya que los hámsteres están tan domesticados que dependen de nosotros y que fuera de su jaula terminan volviendo a ella en no más de dos días. Suerte.