Seguro que habrás visto esos lindos perros blancos de bonito pelaje largo paseando por la calle con sus andares parsimoniosos y gustándose a sí mismos. Pues bien, esos perros sonde una determinada raza: el Bichón Maltés.
Pues bien, esos finos y elegantes animales, tienen un pasado no muy lejano, bastante alejado de lo que es hoy su acomodado presente. En la actualidad, sin llegar a convertirse en “pet toy“, esos perritos falderos que caben hasta en un bolso, se han adaptado tan bien a la vida doméstica, que parece increíble que pudiesen realizar las tareas que realizaban hace unos años.
Muchos años antes de empezar a formar parte de muchas familias a los largo y ancho del mundo, estos pequeños perros eran insaciables cazadores de ratas en los puertos del mediterráneo europeo.
Primeros ejemplares de Bichón Maltés
Los zoólogos no se ponen de acuerdo acerca del verdadero origen del Bichón Maltés, ni el temporal ni el geográfico. Bien es cierto que existen pinturas que retratan unos perros blancos de tamaño parecido hace ya unos 10.000 años, pero en lo que a tiempos modernos se refiere, se ha llegado al común acuerdo de que los primeros ejemplares aparecieron en la isla mediterránea de Malta. De hecho, en su propio nombre aparece ese gentilicio.
La relativa innacesibilidad de esta isla en tiempos antiguos, ha provocado un hecho casi insólito en las razas caninas actuales, que es la gran pureza de los genes del Bichón Maltés, debido a que ha tenido pocas injerencias de razas ajenas en sus líneas de descendencia. Éste es un motivo de enhorabuena para los amantes de estos especímenes.
El Bichón Maltés en Grecia y en la Edad Moderna
Si ha existido una época histórica en la que el Bichón Maltés ha tenido especial importancia, fue en la antigua civilización griega y, por su influencia, en el posterior Imperio Romano. Según lo que narran los escritos, podríamos estar hablando del primer perro-juguete de la historia, dado que por su excelente carácter y docilidad, las mujeres los tomaron como animales de compañía a los que llevaban a todas partes.
Posteriormente, el la Edad Moderna, se empezaron a usar por todos los puertos del Mediterráneo europeo para cazar las ratas que se resguardaban en las bodegas de los barcos que transportaban mercancías. Eran ideales por su gran inteligencia, que les permitía ser adiestrados con facilidad, y por su pequeño tamaño, que les facilitaba el acceso a las pequeñas grietas existentes en la madera de las embarcaciones.