Si hay una raza de gato impresionante por su tamaño, esa es la Maine Coon. Los orígenes de este gato norteamericano son oscuros y llenos de rumores que lo relacionan con la reina María Antonieta, con un grumete inglés, con los vikingos y la raza autóctona bosque noruego… Lo que es seguro es que una hembra de esta raza ganó el primer concurso felino en 1895, iniciando una larga historia de celebridad.
Vamos con los rasgos principales de esta raza. La cabeza es mediana, casi cuadrada y algo cóncava, los pómulos prominentes y nariz y barbilla alineadas. Orejas puntiagudas y, en los casos norteamericanos, acabadas en pinceles. Los ojos son grandes y oblicuos, primando el verde (sólo vale el azul en los ejemplares blancos). En cuanto al color, vale todo menos los patrones siameses, colorpoint, y chocolate, siendo los tabby, sólidos, humos y diluidos los más comunes.
Pero el tamaño es el rasgo más destacado de esta raza, en la que los machos superan los 8 kilos con facilidad. El cuerpo es rectangular y muy musculoso, debido a su tradición cazadora, y su pasado agreste se refleja también en su largo pelaje y su segunda capa. Tienen una mirada profunda e intensa, y un porte en general muy elegante y majestuoso.
El auténtico señor de los gatos; americano tenía que ser…
Aunque son tranquilos y bastante perezosos, era básicamente cazadores, por lo que mantienen una agilidad innata para la caza. Les gustan los exteriores, relacionarse con humanos y otros animales y razas de gatos, y no les asusta el agua. Una peculiaridad interesante es que son gatos muy habladores; su amplio espectro de maullidos les sirve para comunicarse incluso con sus presas.
En cuanto a la alimentación, comen mucho y de todo. Al parecer, se ha constatado que son muy aficionados al marisco (aunque a lo mejor es por la sobreabundancia de langostas de la zona). Está claro que su abundante pelaje requiere un buen cepillado de vez en cuando (no es un pelo difícil, pero conviene acostumbrarlo de pequeño). Agradecerá mucho cualquier juguete.
Como cualquier otra raza, el Maine Coon, aparte de estar expuesto a las enfermedades comunes de los gatos, presenta cierta tendencia a sufrir otras, como el pectus excavatum (que es un hundimiento del tórax) típico de los llamados gatos gibosos o las deformidades procedentes de una cría poco cuidadosa: displasia de cadera, hundimiento del lomo, patas traseras en XX y fatiga anormal. También la cardiomiopatía hipertrófica felina aparece en algunas ramas de la raza.