Si hay una raza de gato impresionante por su tamaño, esa es la Maine Coon. Los orígenes de este gato norteamericano son oscuros y llenos de rumores que lo relacionan con la reina María Antonieta, con un grumete inglés, con los vikingos y la raza autóctona bosque noruego… Lo que es seguro es que una hembra de esta raza ganó el primer concurso felino en 1895, iniciando una larga historia de celebridad.
Vamos con los rasgos principales de esta raza. La cabeza es mediana, casi cuadrada y algo cóncava, los pómulos prominentes y nariz y barbilla alineadas. Orejas puntiagudas y, en los casos norteamericanos, acabadas en pinceles. Los ojos son grandes y oblicuos, primando el verde (sólo vale el azul en los ejemplares blancos). En cuanto al color, vale todo menos los patrones siameses, colorpoint, y chocolate, siendo los tabby, sólidos, humos y diluidos los más comunes.