La cetrería: más que la caza

Veo a Richie elevar su brazo y decir “¡Vuela Mondercai!”, y su halcón volando elevándose por el cielo, en mi película favorita, “Los Tennembaus”. Y pienso lo increíble que es tener como mascota un animal tan elegante y solemne.

Investigo y llego hasta la cetrería, que es el arte de capturar con aves, más centrada en halcones, azores y otras aves como el águila o milano. Un arte que empezó ya en la edad media en la nobleza y que impulsó y acercó a la sociedad española Félix Rodríguez de la Fuente. Quien ayudó a su conservación.

En 2010 se proclamó a la cetrería como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por la UNESCO.

¿Pero el dominio de aves rapaces es algo más que la caza?

El propio Rodríguez de la Fuente dijo “La cetrería no es solamente un sistema diferenciado de caza, sino el arte de llevado al hombre a la más profunda alianza con el ánima”, ya que él justificaba que era la única forma en la que un animal no estaba sometido por el hombre, sino que era la coordinación de animal-hombre, en la que ambos dependían del otro.

Aunque no quieras utilizarlos para la caza menor, has de saber que estos animales son depredadores, así que necesitan cazar.

Lo que deberías antes de comprar un ave

Es que un ave no es barata, precisamente. Dependen mucho los precios del animal. Un águila May o Harris vale unos 350 euros; cuando un águila real oscila entre unos 3.000 a 25.000 euros.

Aprender Cetrería:

En España existen cursos de cetrería. Busca uno homologado por la AECCA (Asociación Española de Cetrería y Conservación de Aves Rapaces). Con constancia y un entrenador aprenderás este arte.

Es muy importante tener siempre los papeles en regla de tu rapaz para evitar malentendidos y problemas posteriores

Alimentación:

Una correcta y buena alimentación para la salud de nuestras aves. Una correcta nutrición proporcionara la energía suficiente para el crecimiento y mantenimiento del ave.

La mejor alimentación será la que más se asemeje a la que tiene el ave en su estado salvaje. Así que debe cazar. Los halcones suelen atrapar generalmente pajarillos, las águilas roedores, y las nocturnas insectos.

En las tiendas y comercios especializados encontraremos, entre otros, palomas, pollitos, hámsteres, ratones y algunos insectos como grillos. El coste de la alimentación varia, pero suele ser cara.

Si almacenas la comida, deben estar las carnes congeladas a -10ºC, no permaneciendo los alimentos más de 3 días a temperatura ambiente.

Espacio:

Necesitas un espacio grande, que esté en parte techado. Con accesorios para dormir, comer y en general vivir que necesita un ave de estas características.  No es fácil ser cetrero, pero siempre nos quedaran las demostraciones de estas aves en ferias medievales.

Aquellos ojos dorados

No me gusta la caza. No soy ecologista, lo reconozco: no soy ejemplo de cuidado del planeta: si me ponen delante un jabalí en caldereta o un chorizo de gamo, me lo como con placer, pero no me gusta la caza. Contradicciones propias del ser humano, supongo.

Sin embargo, existe una modalidad que me parece maravillosa, tal vez por cómo la conocí, en mis tiempos de reporteo dicharachero de Castilla La Mancha. Y como no es fácil describir las sensaciones sin hablar del contexto, vamos con la historia de aquel día.

Era sábado y me tocaba trabajar, de modo que mi humor oscilaba entre el gris plomizo y el tormentoso, como el cielo de aquel día. Había quedado con Lucía, la cámara, en un lugar que se encuentra en medio de ninguna parte y cerca de nada, en pleno campo, de modo que, tras dar unas cuantas vueltas, más perdido  que un obispo en un burdel, di con el sitio.

Mirando al cielo

Bajé, la saludé y nos dirigimos hasta donde se reunían un par de docenas de personas. Casi me dejo los tobillos en los agujeros que jalonaban el suelo de la finca. No es que no esté acostumbrado a caminar por el campo –que no lo estoy-: es que lo que de verdad me interesaba estaba unos cuantos metros por encima de nuestras cabezas.

Los cetreros habían decidido exhibir en la concentración todo tipo de aves rapaces: y un servidor no salió boquiabierto en el reportaje televisivo porque se recodó a sí mismo que tenía que hacer su trabajo.

Elegancia, velocidad, poder

Nunca pensé que un harris o un halcón peregrino pudieran ser tan elegantes, a la vez que rápidos y letales cuando se dejaban caer en picado sobre un conejo. Como soy un poco tonto y me pongo siempre en el pellejo del débil, las sensaciones eran terriblemente contradictorias:

Una enorme tensión cuando un cernícalo detenía su vuelo sobre una presa o un águila se abalanzaba sobre ella; una sensación de triunfo por un lado cuando impactaba en la presa y de angustia por el otro cuando el roedor daba una voltereta ya definitivamente perdido.

Un minuto de magia

Pero el momento que jamás voy a olvidar es el que sucedió cuando, tras la preceptiva entrevista al presidente de la asociación de cetreros, le pedí, tímidamente, que me dejara el guante para que pudieran grabarme con su ave: un enorme búho real.

Sólo quien ha sostenido a un animal así puede hacerse una idea de lo que es: grande a la vez que ligero, te traspasa con una mirada que parece decirte “¿Y tú quién eres y por qué te atreves a mirarme, ser inferior que ni siquiera sabe volar?”. Es la quintaesencia de la belleza, de la elegancia, de la tranquilidad y, a la vez del poder y de la fuerza.

Inolvidable. Tanto, que aún sueño –son sueños agradables- con aquellos ojos dorados.