Los hamster por norma general suelen tener un carácter inquieto, se suelen moverse bastante, pero cuando la hembra esta embarazada existe un cambio en su conducta se vuelve todavía más nerviosa de lo que era antes, ya que en ese momento su máxima preocupación es crear un nido para sus crías por lo que buscará dentro de la jaula el mejor lugar y utilizará los materiales que tenga a su alcance para crear el nido. Por eso si tenemos dudas de si esta embarazada o no, observando su comportamiento saldremos de dudas y podremos afirmar o no si va a tener crías. Lo normal es que en su jaula tenga viruta y papel para sus defecaciones, sino es así deberemos ponerlo a su disposición para que pueda crear su nido-
La hembra se va a dar prisa de tener todo listo para el parto, porque desde el momento de la gestación solo transcurren unos 16 o 20 días y se produce el alumbramiento. En la mayoría de los casos el parto se produce el día 16 aunque se puede producir un pequeño retraso.
Durante estos días, nuestra mascota va a estar más sensible y no permitirá que la toquen mucho, su instinto la dice que debe permanecer segura, por lo que durante esos días intentaremos que sea siempre la misma persona quien la alimente y se encargue de sus cuidados. Nos acercaremos despacio y suavemente, nuestra forma de hablar también debe ser tranquila para evitar que se asuste el hamster. Según se vaya acercando el momento de dar a luz, la hembra no se moverá demasiado y retiraremos al macho si convive con él para que la hembra pueda estar lo más tranquila posible.
La alimentación de nuestra mascota debe basarse en proteínas, por ejemplo la daremos huevo duro o cocido para que tenga los nutrientes necesarios, la razón es que en su interior hay un número de crías considerable por lo que necesita alimentarlas, además de mantenerse ella y también porque durante este tiempo esta empezando a crear la leche con la que más tarde alimentará a sus pequeños.
Una vez que han nacido los pequeños no deberemos tocarlos, si cometemos ese error, la madre no los reconocerá y les rechazará en el peor de los caso les matará. Esto se produce por una sencilla razón, al tocarlos les estamos impregnando de nuestro olor por lo que dejarán de tener el olor propio por el que son reconocidos por la madre. Tampoco nos acercaremos a la jaula ni durante el alumbramiento ni los días posteriores, porque si la madre se pone nerviosa los pequeños estarán en peligro.