Los gatos son como los hijos: los de uno nunca son feos. Pero, a diferencia de lo que ocurre normalmente con los niños, el gato de uno se elige. ¿Qué podría llevar a una persona a comprarse un gato Sphynx? Bueno, para gustos hay colores, y si bien la mayoría de los seres humanos lo encuentran repelente (“grima” es la palabra más asociada espontáneamente), también son criaturitas de Dios.
Aunque se les asocia al antiguo Egipto, la raza apareció en Canadá a finales de los años 70 como resultado de la mutación del gen recesivo de la calvicie, se cree que derivando del Devon rex. Junto al Donsphynx, el Peterbald y el Kohana, es el único gato calvo del mundo. Todos descienden de dos familias bien localizadas. Son difíciles de criar, pero cada vez se están volviendo más populares.