Un toro como mascota

Es casi imposible hablar y terminar la entrada de hoy sin hablar de mi punto de vista ante la tauromaquia. Aun así es mi deseo al menos intentar conseguirlo. Dicho esto, empecemos a hablar de una historia que a más de uno sorprenderá. La del francés Christopher Thomas y su mascota, un toro de lidia llamado Fadjen.

Una historia que ya lleva tiempo circulando por la red pero la cual no deja de impresionarnos, por mucha veces que la conozcamos. La cual ha dado ya la vuelta al mundo y causa una especial admiración en la sociedad española por la relación que hay con los toros en nuestra cultura e historia popular. La que podría verse de otra forma con ejemplos como este.

El primer hombre que salva a un toro

Una historia real de como un ganadero francés adoptó a un  joven toro de tan solo 3 meses de vida, el cual pertenece a la denominación de lidia, destinado a corridas de toros. Este toro fue comprado en el criadero de Domecq, en Barcelona. Y desde entonces se ha convertido en la mascota de Christopher Thomas, con el que convive plácidamente junto a otros animales.

Cuando se le pregunta por qué adoptar un toro, el joven ganadero nos situó en un episodio muy lúcido en su infancia. Donde se encuentra en un bar donde solía acompañar a su padre y en el cual había siempre carteles anunciando corridas de toros, los cuales siempre miraba. Tanta pena le daba la suerte de estos robustos animales que se prometió que, cuando tuviera edad y dinero suficiente, salvaría a un toro. Y así lo hizo.

¿Se puede tener un toro como mascota?

Pues como podemos ver si, y ni tan siquiera se necesita una delegación o gran dominación del animal. Tan solo ser constante en la educación y domesticación del animal, como en cualquier otro animal doméstico.

Es más, cuando Christopher fue a hacerse con uno de esta especie quiso saber de ante mano cual era la naturaleza real del animal, y de esa manera se lo pregunto a los ganaderos dueños del animal. La respuesta muy rotunda: “Si lo cuidas bien, sería incluso más fiel que un perro”.

Y así paso. Desde su compra dueño y animal pasaban varias horas del día compartiendo juegos, caricias y cepillados. Lo que nos demuestra que tras esa apariencia que nos han hecho creer que los toros son bravos y salvajes, se esconde un animal dócil que nos deja acercarnos e incluso reposarnos junto a él.

Desde entonces Christopher Thomas se ha dedicado a hacer circular videos y entrevistas donde muestra su especial relación con este toro y demuestra así que ese tipo de frases como “el toro no sufre” o “si no hubiera toreo no existirían los toros” son una respuesta mediocre que lo único que hace es justificar a un negocio e interés en una fiesta que cada vez para más personas es considerada arcaica y poco que ver con el sentimiento nacional con el que se le relaciona.

(Al final no he podido evitarlo, pero al menos he aguantado hasta el final).