Si he notado una constante a la hora de describir el carácter de los gatos de raza, es lo mucho que se repitan palabras como “cariñoso”, “tranquilo”, o “afable”. Sin embargo, independientemente de que nos gusten o no los gatos, todos nos hemos topado alguna vez (o más de una, seguramente), con ejemplares no tan simpáticos como quiere hacernos creer la propaganda oficial. ¿Conspiración gatuna? Puede ser…
El caso es que hoy vamos a hablar de una raza digamos políticamente incorrecta, es decir, que no oculta su fuerte personalidad. Me refiero al gato Korat. Aunque sean muy afectuosos con sus amos, no son de esos que toleran a cualquier extraño, ni las exageradas y a veces cargantes caricias de los niños. Aparte de ariscos son bastante posesivos y exigentes. También caprichosos, y muy inteligentes.
Korat (o si-sawaat, “gato de la suerte”) es originario de la región tailandesa homónima, y su existencia se documenta ya en el siglo XIV, aunque llegaron a Occidente hace pocas décadas. Es una raza totalmente natural, no “depurada” por el hombre, y el estándar del pedigrí sigue siendo el tailandés. Es un gato pequeño de mirada inquietante, muy independiente y activo, pero que gusta de entornos sosegados.
Por fin, un gato que no reniega de su verdadera naturaleza
La cabeza es una cuña larga y estrecha mediana y muy regular, con nariz larga y recta. Los ojos medianos y almendrados, algo separados, y las orejas largas, anchas y apuntadas, muy armónicas con la cara. El cuerpo es compacto y delgado, y la cola larga y fina. El pelaje es fino, sedoso y corto. En la coloración predominan los azules plateados, aunque puede haber mayor variedad, y puede tener motas.
Gatos extremadamente curiosos e inquietos por naturaleza, están genéticamente preparados para desarrollar una intensa actividad física, por lo que resultan exigentes jugones; lo que más les gusta son los objetos para lanzar y buscar. Sin embargo, se asustan con facilidad ante cualquier ruido o movimiento brusco, por lo que conviene que tengan un lugar íntimo y resguardado para ellos mismos.
Este gato de desarrollado olfato y expresivo maullido tiene sin embargo un problema, detectable, eso sí, a través de un análisis de sangre; puede sufrir gangliosidosis (GM1 y GM2), una rara enfermedad neuromuscular muy peligrosa que lleva paulatinamente a la muerte del animal. Por lo demás, son gatos saludables y muy activos que paren pequeñas camadas de 1-3 crías y que pueden llegar con facilidad a vivir quince años.