Premio y castigo para educar a tu perro

Es muy importante para criar a un perro enseñarle desde pequeños qué está permitido y qué no. No nos tenemos que dejar llevar por la pena o por la desidia de no enseñar a nuestra mascota, aunque sea un cachorro.

La forma más fácil para conseguirlo es premiando su buen comportamiento y obediencia o recriminado y castigando sus actitudes negativas. Aquí te dejamos unas pautas y consejos que te pueden servir como ayuda a la hora de educar a tu perro.

Ante todo, tenemos que contar con mucha paciencia y no abandonar la insistencia a la primera de cambio, pues hay perros más tozudos que otros o que tienen más disposición y retención que otros.

Ricas recompensas

Es importante premiar y reconocerle a un perro cuando una orden o comportamiento ha sido el adecuado. Ya que así le trasmitimos un apoyo y actitud positiva en sus actos, por lo cual conseguiremos que siempre actúe de esta forma en diversos momentos.

Los premios son fundamentalmente alimentos, galletas, pavo o minisalchillas. También con juguetes que les gusten. Cosas que le gusten para que siempre le motiven. Además de que podamos, sobre todo al principio de su entrenamiento, poder llevar en el bolsillo para premiarlo en cualquier momento.

Recompensando así su esfuerzo. Lo que complementaremos siempre con un “muy bien”, “bravo” y acariciando su cabeza. Los animales aprenden por repetición. Esto quiere decir que para que un perro obedezca a una orden tendremos que repetir el proceso de aprendizaje muchas veces y premiando cada una de ellas.

Poco a poco iremos espaciando los premios por cada dos órdenes, tres… pero siempre tendremos que decirle las palabras con las que premiamos sus actos y los gestos de cariño. De tal forma que haya un momento que los ricos premios o chucherías se acaben. Ese será el momento en que nuestro perro esté educado.

Castigos, importante no flojear

Ante todo, nunca, nunca, nunca hay que premiar a un perro ante un acto negativo. Si le damos una chuchería o le acariciamos ellos se confundirán y creerán que es algo positivo.

La forma de castigar a un perro nunca ha de ser con actos violentos ni reprimendas físicas. Esto sólo conseguirá que nuestro perro tenga miedo, y este estado es lo que hace que un perro sea inestable emocionalmente. Esto le hará enfrentar este temor mordiendo, ladrando… en definitiva, protegiéndose. Sin necesidad de que alguien le haga daño, un mal gesto puede provocar alguna de esta reacción.

Tanto los premios como los castigos tienen que ser de inmediato, por lo cual, no podemos castigar a un perro tres horas después porque haya hecho sus necesidades dentro, porque él nunca lo asociará a ese acto. Así sólo lo confundiremos, porque no sabrá por qué le regañamos.

Para castigar a un perro, usaremos la voz. Es importante usar un tono firme y calmado, nunca gritando. Puede parecer poco, pero sólo con esto vale para que un perro, a base de repeticiones siempre, deje los malos hábitos y se centre en los buenos.