Agresividad del perro con correa

A veces salir a pasear con nuestro perro nos provoca estres porque no entendemos por qué cuando se encuentra con otro perro comienza a ladrar y a tirar de la correa. Nosotros en ese momento tendemos a alejarnos porque consideramos que esa situación es un problema, y esa sensación la tenemos nosotros como dueños del perro y posiblemente también lo piense la otra persona con la que nos hemos encontrado paseando tranquilamente a su mascota.

Esta actuación viene provocada por dos situaciones que son totalmente opuestas. La primera, nuestro perro se encuentra con otro cánido y quiere hacer cosas típicas de perros, como olisquearse, andar en círculos, etc., aspectos que son básicos en la forma de relacionarse con sus iguales, lo que sucede es que no le dejamos hacerlo, le llevamos con una correa demasiado corta, y no puede acercarse, por lo que  su forma de expresarlo es a través del ladrido, lo que tiene como cosecuencia que nosotros no le entendamos y nos pongamos tensos queriendo huir de esa situación. La segunda posibilidad es que nuestro perro no esté bien socializado. Durante ese importante periodo que se inicia en la sexta semana y se prolonga hasta la semana 18, debemos permitir que nuestra mascota se relacione con otros perros. Si no lo hacemos así, en su edad adulta ladrará a sus iguales porque se sentirá amenazado por ellos. Nuestra respuesta innata va a ser evitarla y huir, por lo que estaremos reforzando el ladrido, nuestro perro pensará que a su lado el otro se marchará y podrá quedarse tranquilo.

Ante estas dos situaciones nuestra respuesta debe ser siempre la misma, la tranquilidad. Es necesario mantener la calma y hablar a nuestro perro con un tono tranquilo, y lo completaremos agarrando la correa de forma suave al mismo tiempo que firme, hay que pensar que la correa es el instrumento a través del cual estamos conectados a nuestra mascota, por lo que si tensamos o tiramos de ella el perro comenzará a ladrar.

Otra fórmula es llevar los bolsillos llenos de premios. Esto lo utilizaremos en los momentos en los que nos encontramos con otro perro si nuestra mascota comienza a ladrar. En ese momento tiraremos un premio al suelo delante de sus ojos y le diremos que busque. Mientras realiza esta operación, su concentración se desviará a la conducta que nosotros deseamos, por lo que el otro perro se podrá marchar sin que haya existido conflicto alguno entre ellos.

Perros en la playa

A más de uno le habrá tocado vivir la experiencia de estar de vacaciones con su perro, acercarse a la playa y descubrir que no puede entrar con su perro porque está prohibido.

Ciertamente, España está muy lejos de otros países de la Unión Europea que permiten el acceso de los cánidos a cualquier parte en la que vaya el dueño.

Pero, afortunadamente, cada vez hay más playas donde se nos permite veranear con nuestros compañeros.

Concienciación de todos

Muchas veces la excusa es que son playas atestadas de gente y los perros pueden molestarlos. Eso se solucionaría con llevarlos atados, o con poner unas horas en las que se pudiera ir a pasear con ellos sin que pudiéramos molestar al resto de bañistas.

Otras veces se escudan en que los perros ensuciarán la playa… bueno, todavía no he visto a ningún humano echado de la playa por dejar una colilla o un papel o un resto de comida en la arena.

Sorpresas no, por favor

Para evitar sorpresas inoportunas a la hora de acercarnos a la playa de nuestro lugar de veraneo deberíamos informarnos antes de las condiciones de acceso con nuestro perro.

Cada vez hay más información al respecto, llegando incluso a haber lugares que se publicitan indicando que están permitidos animales en las playas cercanas.

A la búsqueda de otra playa

Si no nos hemos enterado con antelación de que no permiten perros en la playa de enfrente de nuestro alojamiento, no nos quedará más remedio que buscar otro lugar de esparcimiento.

Una opción segura es ir a alguna cala que no suela ir la gente, habitualmente son lugares que no tienen arena fina o que están alejados del núcleo de población.

Preguntando se llega a todos lados

Podemos probar primero a preguntar en el punto de información turística. Aunque muy pocas veces disponen de esa información, sí nos podrán indicar otras playas de la zona con menos visitantes

O también preguntar a alguno de los vecinos que veamos con perro. Ellos serán la mejor fuente de información de la que dispongamos. Además, seguro que nos indican lugares interesantes a descubrir y por los que pasear libremente con toda nuestra familia al completo

Kit de paseo

Una cosa que no deberemos olvidar nunca es llevarnos un bebedero para nuestro perro y agua. Recordad que va a estar corriendo por un lugar donde sólo hay agua salada y necesitará refrescarse con asiduidad.

En muchas tiendas podremos encontrar unas botellitas con un recipiente adosado que son idóneas para llevarlas llenas de agua y ofrecérselas a nuestro peludo.

Comando: Deja

Este comando se debe enseñar al perro una vez que tiene controlada la orden mira y sienta. Este comando va a servir sobre todo cuando el perro está en la calle y tiene toda su atención en otro perro, comida y/o otro elemento que haga que pierda la atención en nosotros. Esta orden es muy importante sobre todo en aquellos perros que focalizan en otro perro ladrándolo o incluso pueda llegar a morderlo.

Este aprendizaje igual que otros que se han detallado en anteriores post se aconseja hacerlo con clicker. El clicker es un objeto que cuando se pulsa hace clic clic y sirve de refuerzo positivo porque después de ese sonido hay premio.

El inicio del aprendizaje del “deja” se debe iniciar en casa, en una habitación tranquila, en ella no debe haber juguetes ni distracciones para el perro. Se le va a dejar un trozo de comida en el suelo o un juguete y cuando el perro haga intención de ir a por ello le diremos deja y se le pondrá la mano delante. En el momento que deje de tener atención sobre el objeto o comida se clickeará se le dará premio y se dirá deja.

Una vez que se ha conseguido en la tranquilidad de la habitación, se aumentarán las distracciones, se podrá poner la televisión, la radio, se dejarán juguetes en el suelo, habrá personas… Una vez que se ha logrado se pasará a otras estancias de la habitación. Iniciando el aprendizaje en tranquilidad para ir aumentando los estímulos.

Una vez que se ha logrado, se pasará al siguiente nivel, que es conseguirlo en la calle, para ello, lo primero es ir a una zona tranquila, en la que no haya ruídos, ni persona ni animales. El procedimiento es el mismo, una vez conseguido se irá a una zona con más movimiento.

Lograr esto durante el paseo, se puede realizar el aprendizaje también, cuando vayamos caminando se dejará caer un trozo de comida o un juguete, se le dirá deja y se seguirá andando, en el momento que avance un poco el perro hacia delante se clikeará y se le premiará.

Una vez conseguido con objeto se avanzará en el aprendizaje diciéndole “deja” cuando vea perros y/o personas.

Durante todo el proceso es importante mantener la calma y respetar los ritmos del perro, en el momento que se vea que el perro se ha estancado se bajará el nivel de estímulos y se afianzará más ese punto del proceso.

 

Paseando a nuestro perro

 

El salir a la calle es un hábito que se realiza varias veces al día y con una frecuencia diaria, y que debemos tener muy presente cuando tenemos un perro, ellos necesitan pasear por la calle, para cubrir sus necesidades fisiológicas, pero también para relacionarse con otros perros, hacer un poco de ejercicio, jugar y estimular todos sus sentidos.

 

A la hora de pasear a nuestro cuadrúpedo, debemos tener en cuenta una serie de orientaciones básicas

 

  • La correa: esto no es más que un instrumento  que nos permite comunicarnos con nuestro perro, es la extensión de nuestro brazo. Si está demasiado corta con casi toda seguridad le generaremos stress, porque no le dejaremos coger un poco de distancia para hacer sus esfínteres, oler a otros perros… La correa debe tener cierta extensión para que el perro pueda caminar adelante o detrás de nosotros y pueda hacer sus “cosas” tranquilamente.
  • El collar: Nunca utilizaremos un collar de pinchos o similares, que le provoquen daño o stress porque lo único que estaremos generando en nuestra mascota, es tensión, nervios y agresividad. Recordad que los perros aprenden por asociación, si la respuesta  es negativa  que es la consecuencia de estos collares, nuestro perro vivirá en un continuo estado de nervios y miedo.
  • Estimulación mental. Salir al exterior supone encontrarse con numerosos estímulos olfativos, visuales, táctiles y mentales. Si las salidas son rápidas y enseguida queremos volver a casa, estaremos generando en nuestro perro una fuente de estrés, los paseos son para disfrutar no para que sean una actividad contra reloj como el resto de tareas de nuestro día.
  • Ejercicio: La cantidad de ejercicio va a depender de la raza, pero no consiste en llegar al parque y estar una hora lanzándole la pelota, es mucha más saludable e interesante ir al campo dar un paseo y permitirle quemar energía, porque el decide correr, parar, saltar venir, volver a irse. Mientras que correr detrás de una pelota es una actividad monótona, es mucho más productivo relacionarse con otros perros y que juegue con ellos.
  • Duración y frecuencia. Va a depender de la edad de nuestro perro. Si es un cachorro tendremos que sacarles más a menudo para cubrir sus necesidades fisiológicas en tiempos cortos, porque mucho tiempo en la calle se agotan. Si nuestra mascota es adolescente, saldremos tres veces al día y una de ellas será con más duración que las otras dos. En la etapa adulta tres veces al día con misma duración unos 20 minutos.
  • Instrucciones. En muchas ocasiones cuando vamos con nuestro perro, le damos una cantidad de órdenes seguidas que no cumple con ninguna porque no le da tiempo. Hay que darle una orden formulándola con pocas palabras, y de forma clara.

Por último hay que tener en cuenta que el paseo es el momento de ocio para nuestro perro y para nosotros que le acompañamos, convertirlo en un momento de tensión puede ser muy fácil, si vamos agobiados, estresados, o por la información que transmitimos mediante la correa, o nuestro lenguaje postural es de tensión terminará realizando ese aprendizaje y será de todo el paseo menos divertido para nuestro perro.

Llamando a nuestro perro

Es frecuente que cuando salimos a pasear al campo o al parque veamos a personas paseando con sus mascotas, pero es curioso que muchos de estos individuos no se atreven a dejarles sueltos por miedo a que sus perros no vuelvan, algo que no es muy adecuado para el bienestar del can, ya que corretear suelto, le permite relacionarse con otros perros, correr, jugar, olisquear… lo que es muy positivo para su bienestar físico y mental.

¿Pero porqué nuestro perro no acude a la llamada?

Existen diferentes razones por las que nuestra mascota no acude cuando la llamamos. La principal suele ser la falta de vínculo con él, bien porque no dedicamos tiempo a relacionarnos o jugar con él, o porque tiene asumido que cada vez que se acerca a nosotros/as le regañamos y nos tiene asociado a algo negativo, por lo que nuestro perro no va a dejar de hacer cosas que le gustan por venir con nosotros/as cuando el estímulo que le estamos mandando es negativo.

Otra razón de no acudir a la llamada, es porque no la tienen interiorizada, para lo cual, es necesario enseñarle que cuando pronunciamos una palabra el tiene que dejar de jugar, relacionarse con otros perro, olisquear… y acudir donde nos encontramos.

¿Cómo realizar ese aprendizaje?

Lo primero que debemos de tener presente al iniciar este aprendizaje es que debe de ser progresivo, comenzaremos en casa para más tarde pasar a espacios abiertos como la calle, el parque, el campo…

Debemos establecer una palabra que al perro le sirva de consigna y la asocie a que tiene que acudir, es decir, que la vincule a la llamada. Para ello podemos utilizar palabras como “aquí”, “ahora”. Es necesario no utilizar palabras que estén muy presentes en nuestro vocabulario habitual como “ven” porque le podemos confundir.

Una vez establecida la palabra de consigna, iniciaremos el aprendizaje en una habitación donde no haya estímulos externos como la televisión u otras personas. Cuando acuda al “aquí” le premiaremos con una golosina perruna, cuando lo consigan iremos haciendo más compleja la llamada, por ejemplo añadiendo estímulos o llamándole desde otra habitación de la casa, siempre reforzando positivamente el comportamiento para afianzarlo.

Una vez conseguido en el hogar pasaremos a realizarlo en un lugar al aire libre que no esté transitado. El aprendizaje aquí será como retroceder un poco porque es un espacio nuevo, pero serán más rápidos los avances. Para ello, al principio le colocaremos una correa de 5 metros o más, cuando haya adquirido el aprendizaje y estemos seguros de nuestro perro, le soltaremos.

Hay que recordar que siempre hay que reforzar la conducta de nuestro perro de forma positiva, al principio le daremos comida o golosinas y luego pasaremos al reforzamiento social. Todo se aprende y se consolida si el estímulo que nos ofrecen es el adecuado.