Llamando a nuestro perro

Es frecuente que cuando salimos a pasear al campo o al parque veamos a personas paseando con sus mascotas, pero es curioso que muchos de estos individuos no se atreven a dejarles sueltos por miedo a que sus perros no vuelvan, algo que no es muy adecuado para el bienestar del can, ya que corretear suelto, le permite relacionarse con otros perros, correr, jugar, olisquear… lo que es muy positivo para su bienestar físico y mental.

¿Pero porqué nuestro perro no acude a la llamada?

Existen diferentes razones por las que nuestra mascota no acude cuando la llamamos. La principal suele ser la falta de vínculo con él, bien porque no dedicamos tiempo a relacionarnos o jugar con él, o porque tiene asumido que cada vez que se acerca a nosotros/as le regañamos y nos tiene asociado a algo negativo, por lo que nuestro perro no va a dejar de hacer cosas que le gustan por venir con nosotros/as cuando el estímulo que le estamos mandando es negativo.

Otra razón de no acudir a la llamada, es porque no la tienen interiorizada, para lo cual, es necesario enseñarle que cuando pronunciamos una palabra el tiene que dejar de jugar, relacionarse con otros perro, olisquear… y acudir donde nos encontramos.

¿Cómo realizar ese aprendizaje?

Lo primero que debemos de tener presente al iniciar este aprendizaje es que debe de ser progresivo, comenzaremos en casa para más tarde pasar a espacios abiertos como la calle, el parque, el campo…

Debemos establecer una palabra que al perro le sirva de consigna y la asocie a que tiene que acudir, es decir, que la vincule a la llamada. Para ello podemos utilizar palabras como “aquí”, “ahora”. Es necesario no utilizar palabras que estén muy presentes en nuestro vocabulario habitual como “ven” porque le podemos confundir.

Una vez establecida la palabra de consigna, iniciaremos el aprendizaje en una habitación donde no haya estímulos externos como la televisión u otras personas. Cuando acuda al “aquí” le premiaremos con una golosina perruna, cuando lo consigan iremos haciendo más compleja la llamada, por ejemplo añadiendo estímulos o llamándole desde otra habitación de la casa, siempre reforzando positivamente el comportamiento para afianzarlo.

Una vez conseguido en el hogar pasaremos a realizarlo en un lugar al aire libre que no esté transitado. El aprendizaje aquí será como retroceder un poco porque es un espacio nuevo, pero serán más rápidos los avances. Para ello, al principio le colocaremos una correa de 5 metros o más, cuando haya adquirido el aprendizaje y estemos seguros de nuestro perro, le soltaremos.

Hay que recordar que siempre hay que reforzar la conducta de nuestro perro de forma positiva, al principio le daremos comida o golosinas y luego pasaremos al reforzamiento social. Todo se aprende y se consolida si el estímulo que nos ofrecen es el adecuado.

Premio y castigo para educar a tu perro

Es muy importante para criar a un perro enseñarle desde pequeños qué está permitido y qué no. No nos tenemos que dejar llevar por la pena o por la desidia de no enseñar a nuestra mascota, aunque sea un cachorro.

La forma más fácil para conseguirlo es premiando su buen comportamiento y obediencia o recriminado y castigando sus actitudes negativas. Aquí te dejamos unas pautas y consejos que te pueden servir como ayuda a la hora de educar a tu perro.

Ante todo, tenemos que contar con mucha paciencia y no abandonar la insistencia a la primera de cambio, pues hay perros más tozudos que otros o que tienen más disposición y retención que otros.

Ricas recompensas

Es importante premiar y reconocerle a un perro cuando una orden o comportamiento ha sido el adecuado. Ya que así le trasmitimos un apoyo y actitud positiva en sus actos, por lo cual conseguiremos que siempre actúe de esta forma en diversos momentos.

Los premios son fundamentalmente alimentos, galletas, pavo o minisalchillas. También con juguetes que les gusten. Cosas que le gusten para que siempre le motiven. Además de que podamos, sobre todo al principio de su entrenamiento, poder llevar en el bolsillo para premiarlo en cualquier momento.

Recompensando así su esfuerzo. Lo que complementaremos siempre con un “muy bien”, “bravo” y acariciando su cabeza. Los animales aprenden por repetición. Esto quiere decir que para que un perro obedezca a una orden tendremos que repetir el proceso de aprendizaje muchas veces y premiando cada una de ellas.

Poco a poco iremos espaciando los premios por cada dos órdenes, tres… pero siempre tendremos que decirle las palabras con las que premiamos sus actos y los gestos de cariño. De tal forma que haya un momento que los ricos premios o chucherías se acaben. Ese será el momento en que nuestro perro esté educado.

Castigos, importante no flojear

Ante todo, nunca, nunca, nunca hay que premiar a un perro ante un acto negativo. Si le damos una chuchería o le acariciamos ellos se confundirán y creerán que es algo positivo.

La forma de castigar a un perro nunca ha de ser con actos violentos ni reprimendas físicas. Esto sólo conseguirá que nuestro perro tenga miedo, y este estado es lo que hace que un perro sea inestable emocionalmente. Esto le hará enfrentar este temor mordiendo, ladrando… en definitiva, protegiéndose. Sin necesidad de que alguien le haga daño, un mal gesto puede provocar alguna de esta reacción.

Tanto los premios como los castigos tienen que ser de inmediato, por lo cual, no podemos castigar a un perro tres horas después porque haya hecho sus necesidades dentro, porque él nunca lo asociará a ese acto. Así sólo lo confundiremos, porque no sabrá por qué le regañamos.

Para castigar a un perro, usaremos la voz. Es importante usar un tono firme y calmado, nunca gritando. Puede parecer poco, pero sólo con esto vale para que un perro, a base de repeticiones siempre, deje los malos hábitos y se centre en los buenos.

La educación de nuestro perro en las primeras semanas de vida

Cuando decidimos llevar a casa un cachorro hay que tener en cuenta una series de aspectos en su educación, para que su evolución de cachorro a adultos sea adecuada y tengan una conducta adecuada. Una vez con nuestra mascota tendemos a olvidar estos aspectos porque los vemos tan graciosos y achuchables que nos cuesta hacer determinadas cosas para que mejoren su conducta, pero hay que hacerlo para que determinados comportamientos no se den, ya que de adultos no nos van aparecer tan graciosos y no solo eso, sino que pueden ser peligrosos sin que ellos quieran.

La forma de comportarse se va a ir construyendo poco a poco hasta que llegue a la vida adulta y algunas fases como el autocontrol, la socialización y la identificación con los de su especie es importante. Son aprendizajes necesarios en nuestro perro para evitar la desadaptación y comportamientos extraños o poco adecuados.

La etapa de socialización es el momento donde vamos a intentar dar el mayor número de estímulos al can. Esta fase se desarrolla entre la tercera y la 12 semana y sirve para que viva con naturalidad todos los elementos que hay a su alrededor, es decir, que no sufra stress o miedo ante determinadas situaciones, objetos, individuos, animales y todo lo que se nos ocurra. Le expondremos a esas situaciones a baja intensidad, por ejemplo el sacarle a pasear en un lugar donde transiten coches para que se acostumbre a su presencia y al ruido que éstos producen. Si a un cachorro durante estas semanas no le dejamos que juegue con niños y que interactúe con ellos es complicado que en el futuro lo pueda hacer con naturalidad. 

Por otro lado la educación relacionada con el control del impulso surge en la semana 5 y por la relación que mantiene con la madre. Por eso es necesario que no se separe al cachorro de su madre hasta la 7º semana de vida porque el vínculo con la madre es fundamental en su aprendizaje. La madre del cachorro será la encargada de enseñarle a regular sus movimientos y a controlar sus impulsos. Si la madre está desaparecida de la vida del cachorro seguramente tendremos un perro hiperactivo, el cual será complicado de controlar.

Por otro lado la presencia de la madre también es fundamental por el vínculo que se crea entre madre e hijo, el cual permitirá que se identifique con su especie. Existe la falsa creencia de que cada animal cuando nace de forma innata sabe si es un perro, un gato o un elefante pero esto no es así. La identificación con los de su especie aparece por el fenómeno llamado impregnación. Este proceso consiste en que cuando los cachorros nacen, unas horas después del acontecimiento se produce un apego, y éste se realiza a la primera especie en movimiento que se encuentren, normalmente es la madre a la cual imitan en todos sus movimientos.

Aspectos a tener en cuenta en la educación de nuestro gato I

Los gatos como cualquier otra mascota se la debe educar para que la convivencia con él sea lo más adecuada posible. Hay que partir que los gatos pertenecen a la familia de los felinos por lo que son independientes y muy territoriales, sí que es cierto que los gatos durante años se les ha considerado un animal de compañía y esa domesticación ha provocado que sus instintos básicos se modifiquen haciendo que sean más cariñosos aunque dependerá mucho de la raza.

Hay comportamientos que son propios de los gatos que no podremos eliminar si queremos tener una mascota sana pero que podemos canalizarlos de una forma saludable para evitar que nos destroce la casa.

Lo primero un aspecto importante es el juego. Existen multitud de juguetes en el mercado idóneos para ellos. Las características que deben de tener es que sea manejable, un juguete manejable para un gato es aquel que pesa poco, que puede coger fácilmente con las zarpas y que se mueve en el espacio. Hay muchos dueños que compran o crean juguetes para su gato les dejan a su alcance pero nunca juegan con ellos. Esto es un error habrá momentos en que le dejemos solo jugando, pero otros en los que deberemos implicarnos y jugar con él, esto es importante para crear un vínculo con nuestro felino. También el juego tiene como finalidad el que sus instintos de caza los controle mediante el juego y no busque nuestras manos, tobillos y demás partes de nuestro cuerpo para arañar y morder.

Todos los gatos tienen la necesidad de afilarse las uñas, esto es una forma también de marcar territorio, sí no le damos una estructura donde hacerlo, ellos buscaran donde y utilizarán las cortinas, el sofá, las alfombras, cualquier objeto que tengamos en casa y que les sirva para desgastar las uñas.

La escalada es una actividad que está entre las favoritas, lo mismo que lo anterior debemos de darle un lugar para que lo haga sino queremos que se suba a los armarios o a lugares altos que tengamos en la casa.

Cuando le dejamos solo es un momento en que la puede liar, uno de los objetos que podemos usar para evitar que haga travesuras es un elemento en el cual se introduce comida, con él estaremos trabajando dos cosas una mantenerlo ocupado y por otro lado también es una forma de controlar sus instintos de caza, es una forma positiva de conseguirlo porque la consecuencia es el refuerzo positivo, cuando mueve el objeto consigue comida.

Taras comestibles

Admito que cada animal tiene sus taras mentales, y yo no les quito el mérito, pero es verdad que muy pocos animales, tienen todas las taras del mundo, por no decir ninguno, ¿no?

Pues no, porque si yo os presentara a mi perra, os quedaríais anonadados de todas las cosas que se le ocurren a este cachorrito de… catorce años. Y tú te la imaginarás, triste y afligida, en un rincón todo el tiempo, no sé, algo  mayor… perdona, pero no.

Cuando hay comida en juego

Ella tiene siempre hambre, será que el Alzhéimer le ha alcanzado y no se acuerda si ha comido o no, entonces es una bolita muy mona de lanita, ¡que te comería por los pies! Y es más, te lo dice, porque empieza a producir unos sonidos (no ladridos) que te presionan tanto que al final le tienes que dar, porque te mira con una carita…de desencajada, que no tenía bastante con  Alzhéimer sino que también le da el Parkinson.

Yo fardo de ella, porque aparte del alzhéimer, tiene cataratas y no, no son ojos verdes, son dos cataratas,  la de Niágara y la de Iguazú. Yo le tiro al aire a mi perra lo que sea (porque se come hasta la coliflor) , y no-toca-suelo.  Eso sí, cuando la saco a que haga sus necesidades bien que me confunde con todo el mundo y tengo que llamarla porque si no se va con ellos.

Ella, se puede pasar un día perfectamente sin comer pienso, porque sabe, que al final alguien caerá rendido a sus encantos y cazará algo. Pero , si no lo consigue con esa técnica, la muy perra te hace ir a la cocina , te ladra o te va empujando, se pone delante del frigorífico, ¡y te empieza a hacer esos sonidos extraños para pedir comida!.

Ñam, ñam

Mi compañero de piso la tiene un poco mimada, y le da todo lo que ella le pide, y no os podéis imaginar cómo lo mira mi perra cuando lo ve. Es, como la Virgen del Pilar para ella. Así pasa, que sale corriendo detrás de él,  cual cachorrillo longevo a cambio de algo de comer. Dolores ¿qué dolores?

Eso sí, mi perra cuando duerme, duerme como todos los perros, y ya puede caer un terremoto que la tengo que despertar antes yo a ella, porque si por ella fuera salvaría al frigorífico antes que a mí.