Los perros y las normas

El origen de los perros se remonta a 15000 años atrás cuando algunos lobos, se acercaban a los campamentos humanos en busca de restos de alimentos, algunos de esos lobos fueros domesticados y criados por los hombres, lo que tuvo como consecuencia las razas de perros que hoy conocemos. Aunque los cánidos de hoy han evolucionado siguen manteniendo comportamientos de sus ancestros, uno de ellos es las vivencias en manada y el mantenimiento de una estructura jerárquica.

Los perros actuales son capaces de crear una manada con humanos, roedores, pájaros en definitiva con cualquier otro animal humano o no, pero en todas las situaciones tiene que existir un liderazgo firme y tranquilo.
En las manadas de lobos, el macho alfa es quien dirige al resto de los miembros del grupo y es capaz de corregir un comportamiento simplemente con una mirada. Los humanos cuando decidimos tener un perro deberíamos ser capaces de hacer lo mismo, sino somos capaces de establecer nuestro liderazgo el perro lo hará, ocupará ese rol que nosotros no somos capaces de desempeñar.
Muy poco perros y lobos nacen con el gen del liderazgo, pero sino existe un miembro en la manada capaz de desempeñar el rol, el perro o lobo lo hará.
Para evitar está situación debemos establecer unas normas desde el primer momento que el perro llega a nuestras vidas para que la convivencia sea lo más adecuada posible.
Lo primero que deberemos de hacer, es lograr que nuestro perro ande a la misma altura que nosotros o por detrás de nosotros. En las manadas de lobo el líder es el que va delante y el resto le siguen.
No dejaremos que nuestro perro se nos suba constantemente, este movimiento de subirse encima, al principio puede parecer gracioso pero cuando tenemos un can de medio o gran tamaño deja de ser gracioso para ser molesto e incluso puede ser peligroso en personas mayores y niños. La acción de subirse sobre la persona, significa dominancia, que suele reforzarse porque de forma inconsciente damos un paso hacía atrás, por lo que le estamos comunicando a nuestro perro de forma no verbal que el es el jefe, para evitar darle ese poder, en vez de irnos hacia atrás daremos un paso hacía adelante revindicando nuestro liderazgo.
También deberemos decidir que puede y que no puede hacer dentro de la casa, aspectos como subirse al sofá, dormir en nuestra cama, darle comida… pueden ser acciones que al principio no molesten a nadie, pero que poco a poco vaya ganando terreno y haciéndose el dueño de la casa, por lo que hay que tener muy claro que puede y que no puede hacer y ser constante y claro desde el primer día.

Crecimiento del perro y del cachorro II

En el anterior artículo se han establecido algunas bases sobre el autocontrol y las características de los cachorros y los adolescentes. En este vamos a continuar con el apartado de la socialización y la prevención de la agresividad.

Establecimos que era necesario socializar al perro para evitar problemas de comportamiento y que desarrolle conductas disruptivas en la convivencia. Hay que tener en cuenta que los perros son seres sociales, son descendientes directos del lobo y estos viven en manadas, si no permitimos que nuestro perro aprenda a comunicarse y a relacionarse nunca será capaz de vivir en manada, y en el hogar es participe de la manada que compone con los humanos.

Hemos hablado del aprendizaje gradual, del  entretenimiento, la diversión, concentración y como todo esto se debe realizar de forma paulatina. Volvemos al ejemplo del niño de 5 o 6 años ¿le podemos exigir autocontrol? ¿Podemos conseguir que aprenda normas de un días para otro? La respuesta es no, debemos ser pacientes con nuestra mascota también. El uso de la agresividad tirando de la correa, poner el dedo índice de forma amenazante o gritando todo el día no servirá para que nuestro perro aprenda antes sino para que nos coja miedo  y se ponga a la defensiva. Para que aprenda es necesario:

  1. Realizar una intervención temprana, comenzar a los 4 meses con la educación básica.
  2. Mantener la correa floja, si tensamos la correa lo único que lograremos es transmitir tensión y agresividad a través de ella, tened en cuenta que la correa es el instrumento que tenemos para comunicarnos con nuestro perro.
  3. Es necesario mantener la calma, si nosotros no somos capaces de autocontrolarnos como podemos exigir a nuestro perro que se autocontrole.

Si no cumplimos con estos aspectos nuestras reacciones tenderán hacia la agresividad y le exigiremos más de lo que puede dar, el resultado será que nuestro perro gruñirá y nos enseñara los dientes.

Por lo que podemos concluir que es importantes que seamos capaces de respetar los ritmos de nuestro perro y que seamos capaces de expresar tranquilidad y tener paciencia a la hora de enseñar normas de convivencia y autocontrol a nuestra mascota. En vez de gritar cuando hace algo mal, la respuesta correcta a ese comportamiento es darle la espalda e irnos hacia el lado contrario, esto es lo que hacen los adultos cánidos cuando sus cachorros no hacen algo bien. Otra de los comportamientos a desarrollar es el refuerzo positivo, es necesario premiar a nuestro perro cada vez que haga algo bien para que asimile y vaya interiorizando el comportamiento.