Como el conejo es una mascota relativamente reciente, no estamos acostumbrados al hecho de que hay que vacunarlos al igual que al resto de nuestros animales de compañía. No hacerlo así puede suponer que contraigan enfermedades que pueden causarles la muerte y que pueden ser fácilmente evitables con un solo pinchazo.
Si vives en la ciudad y tienes a tu conejo en un piso tan solo tendrás que preocuparte de una vacuna: la de la enfermedad vírico-hemorrágica. Se pone la primera dosis a los seis meses y luego se repite cada año, aprovechando la revisión.
Sin embargo si vives en una casa de campo y tu conejo suele jugar en el jardín, entonces sería recomendable que lo vacunaras contra la mixomatosis, una vacuna que se pone por primera vez a los dos meses y medio y hay que repetir cada seis meses. Según la zona en la que vivas el veterinario te recomendará si debes o no de vacunar a tu mascota.
La enfermedad vírico-hemorrágica
Es una enfermedad tremendamente contagiosa entre los conejos y muy a menudo mortal. Aunque tu conejo no tenga contacto con otros congéneres puede contraerla mediante la picadura de un mosquito o una mosca. No se saben muy bien sus orígenes y curiosamente solo afecta a los Oryctolagus cuniculus, es decir, al conejo común europeo.
Normalmente no hay síntomas hasta que el animal está ya muy enfermo: anorexia, conjuntivitis, problemas respiratorios o movimientos convulsivos. Pero la mayoría de las veces el conejo, tras unos días de incubación, comienza a sufrir fiebre y muere al cabo de unas pocas horas, a veces emitiendo unos escalofriantes chillidos.
La mixomatosis
Es una enfermedad muy seria en el conejo europeo, que ha venido desde el continente americano. Los conejos de ese continente la sufren de forma leve. Los animales suelen infectarse por picaduras de pulgas u otros insectos o por contacto directo y tras cuatro o cinco días de incubación comienzan a aparecer edemas en los párpados y las orejas, problemas de conjuntivitis y en las vías respiratorias.
A los cinco o seis días de estos síntomas se hacen presentes los mixomas o nódulos en cara o zona genital y finalmente mueren diez días después de ser contagiados, aproximadamente.
Ante los primeros síntomas hay que acudir a un veterinario sin demora, ya que aunque no es sencillo curarla y lo mejor es la prevención mediante las vacunas, no es imposible hacerlo si se coge a tiempo.